7. Oscuros cauces donde la sed eterna sigue

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Cerrar tratos últimamente se había vuelto tan satisfactorio.

Las hélices del helicóptero se encendieron produciendo una fuerte ventisca, el cabello de Yoongi se despeinó, los trajes de seda de sus escoltas apenas se arrugaron y la carpeta que sostenía Hoseok se sintió fría por unos segundos.

A lo lejos Damiano Zdanov inclinó la cabeza, Yoongi copió la acción y giró sobre sus talones cuando el helicóptero ascendió.

—Necesito que firmes un par de contratos y estás libre por hoy.

—¿Los tienes ahí?—preguntó, bajando las escaleras y llegando a la cocina. Hoseok dejó la carpeta sobre el mesón y fue por un vaso con agua. Yoongi tomó una mandarina del frutero y empezó a pelarla—. ¿Incluido el contrato de compra y venta de la casa de Busan que te dije?

—Sí. Solo falta que firmes y esa casa entra a ser parte de tus bienes.

—Perfecto—Yoongi llevó un pedazo de mandarina a su boca. Hoseok asintió con lentitud.

Hoseok se desajustó la corbata y quitó el blazer mientras Yoongi terminaba de comer.
Yoongi abrió la carpeta y firmó cada papel.

La mayoría de los oficios estaban relacionados al nuevo proyecto en el que estaba poniendo toda su atención e interés. Cuando la idea surgió, investigó sobre los antecedentes históricos dentro de la cortina de humo de las mafias, apenas Rusia y China habían implementado avionetas para transportar migrantes. El plan era ambicioso, con beneficios, pero con más desventajas.

Yoongi tenía una metodología, conclusiones y recomendaciones sólidas para el implemento eficiente y seguro.

Le entregó la carpeta a Hoseok.

—Normalmente estos negocios llevan años para concretarse, ¿estás completamente seguro de seguir?—salieron de la cocina y en menos de dos metros, llegaron al salón. La casa en la que se estaban quedando, cortesía de Namjoon, era apenas el parqueadero de su hogar en Seúl—. Que favorable es dar tres pasos y llegar a la salida—Hoseok cerró la puerta.

—He puesto todo de mí en hacer que esto funcione, con el primer viaje tendremos idea de en qué terreno estamos jugando—observó como el viento movía a cámara lenta las nubes—. ¿A dónde vas ahora?

Hoseok abrió la puerta del tesla.

—Voy a recoger a Jungkook de sus clases de boxeo y luego a Taehyung a casa de Adriana. ¿Tu?

—Jin quiere que lo acompañe a comprar un par de cosas para la fiesta de hoy—cerró la puerta del tesla. Hoseok asintió encendiendo el carro—. Jin los quiere allá antes de las cinco—advirtió, recordando la seriedad en la voz de Jin cuando le comentó sobre todo lo que tenía planeado para la fiesta sorpresa de Namjoon.

—Estaremos a las cuatro en punto.

—Bien, allá los veo.

⋆ ⋆

Una etapa a la que Yoongi regresaría sin pensarlo sería su infancia. La casa en Daegu junto a su papá, abuela, abuelo, tías, tíos, primas y primos. Su hogar y lugar seguro hasta los once años.

Nunca estuvo inmerso en el trabajo de su padre, iba a clases, tenía amigos, salía a jugar, su vida en esos años simplemente fueron los mejores. Sin embargo, con el tiempo comprendió que no todos tenían escoltas, no todos iban a clases de defensa personal, no todos habían visto un arma a esa edad, no todos tenían una familia como él.

Poder.

El poder para Yoongi no era malo.

Valores y respeto.

Taipán (YM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora