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La época de exámenes siempre era agotadora, y si a ello le sumas que un par de noches a la semana trabajaba en un pub para poder conseguir algunos ahorrillos pues ni te cuento.

La verdad es que ese trabajo realmente no me hacía falta. Mis padres me pagaban la carrera y el piso igual que a mi hermana. Siempre nos habían dicho que para estudiar no nos iba a faltar el dinero, y además en verano cuando volvíamos al pueblo solíamos ayudar en el restaurante de nuestra familia y así se lo compensamos un poco.

En el segundo año de carrera mis compañeros y yo empezamos a frecuentar el pub y nos hicimos amigas del dueño, una de esas noches nos quedamos hablando con él mientras a nosotros nos bajaba el pedo y el chico cerraba el local y nos comentó que si queríamos ganar un dinero extra podíamos ir a echar una mano los fines de semana que era cuándo más gente había.

Naiara a la que el gusta más la fiesta que a un tonto un lápiz y yo aceptamos la oferta, y desde entonces que los viernes y sábados por la noche echamos unas horas allí. No tenemos ninguna queja, fiesta todos los findes, alcohol gratis, nuestros amigos venían a vernos casi todas las semanas y un jefe que nos daba total libertad para hacer los que quisiéramos.

Ahora mismo me encontraba viajando a la estratosfera mientras secaba unos vasos cuándo noto que alguien me estaba hablando.

- ¡Oye maja, que llevo una hora llamándote! - me dijo Naiara.

- Perdón tía, no te había escuchado.

- ¿Qué te pasa? Llevas un par de días muy pensativa - cogió un trapo y se puso a ayudarme.

- Nada.. Esta mañana me he tenido que levantar temprano para terminar un trabajo que tenía que entregar antes de esta noche y como teníamos turno sabía que no me iba a dar tiempo. No veo el momento de llegar a casa y meterme en la cama.

- ¿Y porque no lo dices y hubiéramos hablado con Juanjo para que te dejara entrar más tarde o que te diera el día libre?

- No pasa nada, en el fondo me viene bien para despejarme un poco, ya demasiadas horas paso encerrada en casa durante la semana. Y esto me pasa por dejarlo todo para última hora - dije sonriéndole.

- Bueno ya nos queda poco. Terminamos esto y rellenamos las cámaras y nos podemos ir.


Una hora más tarde, Naiara y yo nos despedimos del resto de compañeros y salimos por la puerta. Nos paramos para encendernos un cigarro mientras observábamos a los últimos rezagados que quedaban en la puerta del pub esperando a que abriera alguna cafetería o panadería para poder comer algo antes de acostarse, y así aprovechar que les bajara un poco el efecto del alcohol. Nos reímos un poco de la estampa ya que nos recuerda a cuando solemos ser nosotras las que estamos en esa situación.

Al final de la calle divisamos un grupo de caras conocidas y nos acercamos para saludarles y preguntar cómo les había ido la noche.

Nos dijeron que habían salido a cenar de tranquis pero se les había complicado la noche y habían acabado de fiesta hasta las tantas. Mientras nos lo contaban no podían dejar de reírse y nos contagiaron la felicidad a Naiara y a mi, porque realmente esas noches en las que todo te salía bien eran las mejores.

- Ya veréis como mañana cuando despertéis ya no os hace tanta gracia la nochecita - dijo Naira sin dejar de reír.

- Yo solo espero que os queden fuerzas para volver el finde que viene. Termino los exámenes y quiero que vengáis a hacerme una visita y poder tomarme algún chupito con vosotros.

Entre ellos estaban Álvaro, Bea, Martin y Lucas. Iban acompañados por un chico y una chica más. No me enteré de mucho porque en mi mente solo estaba entrar en casa ya y meterme en la cama, pero al parecer la chica era la hermana de Martin y el chico un compañero suyo de la universidad.

Después de esto nos despedimos de ellos y nos marchamos cada una a su casa para descansar y disfrutar de lo que quedaba de fin de semana libre.

Killiving - KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora