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冗談
GOLPEÓ el saco de boxeo, una y otra vez, liberando su frustración en cada golpe. Una punzada de dolor agudo recorrió su muñeca, pero se forzó a controlarlo, agitando la mano y apretando los dientes con fuerza. Inhaló profundamente, agradecida de que la sala de entrenamiento en la agencia estuviera desierta. Sus heridas seguían siendo recordatorio de lo débil que se había sentido, y ya no podía soportar que alguien más la viera tan vulnerable como lo hizo Shoto hace menos de una semana.
Aizawa la obligó a tomarse al menos un día para descansar después del tremendo golpe que se dio. Aunque las prácticas en la agencia de Endeavor continuaban, no podía permitirse perder otro día sin entrenar. Y definitivamente no estaba dispuesta a ceder ante ninguno de sus compañeros.
—¿Ya terminaste? —inquirió inesperadamente Endeavor a sus espaldas, con los demás héroes a su lado—. Espero que no tengas ningún problema para seguir el entretenimiento de hoy, pues los entrenaré personalmente.
—No me subestime. He caído de lugares más altos.
—Esperaba más de una persona con alas.
A Kotori le ardieron las ganas de darle un puñetazo, pero optó por contenerse; no buscaba más problemas de los que ya tenía. Shoto, desde un costado de su padre, simplemente le dedicó una mirada de arriba a abajo.
—Bien, como ya dije— prosiguió Endeavor—. Los entrenaré yo mismo desde ahora. Pero antes de eso, quiero que ustedes tres—apunto a Deku, Bakugo y Kotori—. Me hablen más sobre sus quirks. ¿Cuáles son sus metas pendientes y que quieren lograr?
El primero en explicarle fue Deku, él quería controlar mejor su fuerza, pues constantemente se hería usando su quirk. De la nada comenzó a murmurar algo de manifestar su poder de forma distinta, Endeavor lo cortó y le dijo que le mostrara. El joven héroe dio un paso al frente, cerró su puño y cerró los ojos para concentrarse. Luego, desde sus nudillos, volvió aquel látigo extraño de color verde que había visto Kotori antes en sus clases de combate. Esta vez, era apenas del tamaño de su mano.
