Sesión 1: Lección VI

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Sesión 1: Una Verdad Oculta

Lección VI: Revelaciónes

Regresando al palacio mental...

Athos recuperó la vista. Miró con repudio al ángel, que era Metraton, su eterno enemigo.

—Tenías que ser tú, ¿verdad?  -le escupió con desprecio-. ¿A que vienes?

—Estoy aquí para proteger a Richard.—le respondió con autoridad-. Él es mi hijo, y portador de mi alma por lo que no permitiré que lo corrompas.

—¿Tu hijo? ¿Tu alma? ¡Ja! Richard es mío, y nadie me lo quitará. Así que puedes irte despidiendo de el —se burló Athos.

—Pobre criatura. No entiendes nada. -negó Metraton con voz serena-. Richard no es tuyo, ni mío. Él es único, y tiene su propio destino. No puedes manipularlo para ver  si te acepta o te rechaza, que despues de todo es una decision que solo el puede hacer
—explico con integridad y certeza.

—¿No se de que me hablas? —comentó Athos haciéndose el tonto.

—Yo que creo que si, ya que de no ser por mi, tú estarias libre. —se burlo Metraton.

—¡Maldito seas, Metraton! ¡Me las pagarás!
¡No te saldrás con la tuya! Me vengare apenas salga de este cuerpo. —se enfureció Athos desapareciendo entre las sombras.

—Eso ya lo veremos! —Metraton se despidió, con calma y confianza.

De vuelta a mi habitación...

Todavía algo sorprendido por lo que había sucedido hace un momento. Quise analizar cuál sería el próximo paso a tomar, pero un recuerdo me asaltó con angustia. Mi querida hermana pequeña, Amelia, yacía sin vida en las afueras de la ciudad tras luchar contra Belphegor. —¡Amelia! ¡Debo encontrarla! —grité, con la voz cargada de urgencia, mientras me incorporaba, ignorando el dolor que me recorría el cuerpo.

Salí de mi habitación a toda prisa y, mientras caminaba con rapidez, choqué con alguien pequeño.

Al mirar, vi que era mi pequeña hermana vendada —¡Pulga! -La abracé con fuerza, mientras las lágrimas me inundaban los ojos, pero luego recordé las palabras de Athos-. Toda tu vida es una farsa. —Eso me hizo apartarme de Amelia de inmediato, con una mezcla de confusión y horror.

Ella me miró con preocupación y me interrogó si me sentía bien, si todavía estaba mareado por el choque. —¿Qué ha pasado? —le inquirí, tratando de seguirle el juego.

—Hemos tenido un accidente de coche mientras volvíamos a casa -me explicó, con una voz dulce-

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—Hemos tenido un accidente de coche mientras volvíamos a casa -me explicó, con una voz dulce-. —Mamá ha vuelto a casa para cuidarnos. ¿Acaso no es genial?

—Oh, si, asombroso! —respondi con poco interés, ya mi mente estaba en otro lado.
—¿ Así que accidente de coche, eh? —repetí para mi mismo, incrédulo. Sabía que todo eso era una mentira, una ilusión creada por mis falsos padres para ocultarme la verdad.

The Son Of Twilight: El Hijo Del Crepúsculo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora