A una distancia mínima entre tu boca y la mía
Cambió mi filosofía
Es mejor que no te diga que me enamoré en un solo díaFuimos poesía, tú la letra y yo la melodía
Enzo lo besaba con desesperación, como si quisiera que sus almas se fusionasen y no pudiesen separarse nunca. El alfa lo acercó más a su cuerpo y cayeron sobre la cama, con las posesivas manos del alfa en su cintura.
Abrió la boca y permitió que Enzo tomase todo lo que quisiera tomar, dejó que lo besara hasta el cansancio. Enzo mordió su labio inferior y empezó a bajar por su cuello, donde olió su glándula de vinculación y la besó suavemente.
Se dejó hacer, disfrutando los toques, rodeando los hombros del alfa con sus brazos.
No era así como creía que sería su primer día en Buenos Aires, pero no estaba en desacuerdo.
***
Enzo estaba medio ido ante la iniciativa de su omega. Cuando este lo besó, su alfa interior inmediatamente se deslizó desde el fondo de su mente y tomó el control. Mordió suavemente el cuello del omega, cerca de su glándula de vinculación y el omega gimió debajo suyo.
Todo era maravilloso.
Enzo vibraba, pero algo de conciencia estaba volviendo a él y lo estaba molestando. Finalmente su parte racional volvió a tomar el control y supo claramente que debía detenerse. Matías no olía como debía oler para seguir.
–Matías ...
El omega abrió los ojos y lo miró.
–¿Estás seguro de que deseas esto?
***
Matías observó detenidamente al alfa mayor. Compañero.
–No lo sé –se sinceró– Pero sé que tu si lo haces.
El alfa pasó una mano por su rostro, su olor a excitación desapareciendo. Reparó en la mirada triste que le dirigía este mientras le acariciaba la mejilla.
–Yo sólo lo deseo si vos lo deseas, Matu. Así no.
Enzo se bajó de encima suyo y se tumbó a su lado en la cama. Matías lo observó incrédulo, pero no se sentía rechazado en absoluto. Una oleada de amor nueva y desconocida por el alfa le recorrió el cuerpo y lo llevó a acurrucarse a su lado.
–Pero sí quiero estar contigo –le dijo– Salir, no sé. Conocernos.
Sintió un beso en la frente, los labios del alfa se sentían cálidos contra su piel y su cuerpo parecía hecho para encajar con el suyo.
–Vamos a conocernos, chiquito –sonrió de nuevo el alfa– ¿Me dejarás cortejarte, entonces?
–Sí –asintió. Besó los labios del alfa una vez más– Sí, puedes cortejarme. Me gustaría mucho.
Esa noche durmieron en la misma cama y mientras notaba el cálido cuerpo del alfa abrazándolo con suavidad, Matías respiró en paz por primera vez desde que pisó Argentina 14 horas más tarde.
Se sentía seguro en los brazos de Enzo.
***
Enzo era una caja de sorpresas, pensaba el omega mientras observaba como el alfa mayor pedía dos helados en un lugar de Recoleta. Después de desayunar, Enzo le había indicado que quería llevarlo a una cita y él aceptó.
"Pues sí que resuelve" pensó después de aceptar el helado con una mano y tomar la del alfa con la otra. Enzo lo había llevado a pasear por Buenos Aires, procurando que el omega se divirtiera y se distrajera de los sucesos del día anterior. Mientras lamía el helado de menta -su favorito- pensó que lo estaba consiguiendo.
Tiró de la mano del alfa y cuando este lo miró, se puso de puntillas para alcanzar sus labios en un suave beso.
–Gracias –murmuró, casi inaudible con el bullicio de fondo de la ciudad– Por todo, muchas gracias.
Sintió la mano de Enzo en su cintura y su sonrisa contra los labios.
–A ti te bajaría la luna si me lo pidieras, chiquito.
***
Enzo había estado pensando mucho durante los últimos días. Después de acordar con Matías que iba a cortejarlo, lo había llevado a múltiples citas que parecieron del agrado del menor.
El omega parecía estar recuperando la ilusión, sus ojos brillaban al explicarle algo y muchas veces era el propio Matías quien agarraba distraídamente su mano al pasear o le agradecía los detalles que tenía con él con suaves besos.
Enzo no se iba a quejar.
Observó al omega sentando en la cama, distraído con su celular y llamó su atención.
–Matu.
El omega lo miró esperando a que continuase. Enzo pareció pensar cuidadosamente lo que iba a decirle.
–Quiero llevarte a mi casa, a Montevideo -dijo. Notó como Matías abría los ojos con sorpresa, pero no parecía disgustado– Tendremos que volver a España en unos días y no quiero que nos vayamos sin que conozcas mi ciudad.
Esperaba alguna pregunta del omega, que quisiera saber con qué intenciones quería llevarlo a su hogar, pero no pasó. Matías simplemente se levantó, le rodeó el cuello con los brazos y con toda la seguridad del mundo lanzó la única pregunta que necesitaba saber:
–¿Cuando salimos?
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Actu corta, pero estoy de vacaciones xd
No se preocupen demasiado, que cogen sí van a coger, pero en unos cuantos capítulos.
Besis :)
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love song [Matienzo]
RomansEnzo Vogrincic encuentra a su compañero destinado, pero el omega Matías Recalt no se lo va a poner fácil.