Capítulo 8 - Que suba la temperatura

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Y juro que esta noche te estoy velando

Y mi única meta es amanecer junto a ti


La filmación estaba finalizando y el sentimiento era agridulce para todo el cast, pero especialmente para Enzo. Las cosas con Matías estaban yendo de viento en popa, el omega cada vez más dispuesto a él, más abierto, más cariñoso.

¿Qué iba a pasar cuando la filmación finalizara? Él quería seguir cortejándolo, estaba seguro.

Esa noche, arrullando al omega en su cama, se armó de valor y se lo preguntó:

–¿Hasta donde ves tu relación conmigo?

Matías lo miró, confuso.

–¿A qué te refieres? ¿Qué pasa, Enzo?

–La filmación está llegando a su fin... y necesito saber que pasa con nosotros, Matu.

Matías lo miró fijamente, pensando bien antes de decir cualquier cosa que pudiese herir al alfa.

–Quiero estar con vos –Enzo lo apretó más fuerte mientras hablaba– Quiero seguir con esto, lo que tenemos, lo quiero. Y quiero más, Enzo.

–¿Más?

El alfa lo miró sin comprender. El omega a veces era un misterio para él, tan críptico, aún medio cerrado a la idea de abrirse por culpa de la traición sufrida anteriormente.

–No me queda nada en Argentina, Enzo –soltó el omega– Llévame, llévame contigo. Llévame a Montevideo cuando todo acabe.

Enzo sintió cómo su mundo se deshacía y resurgía por el omega. Sin pensarlo, lo besó directo en los labios.

–Te llevaría al final del mundo por estar con vos, Mati. Claro que te llevaré conmigo.

Matías lo besó entonces, de los pocos besos iniciados por él, agarrándolo fuerte, acercándolo a él. Casi sin darse cuenta, Enzo se colocó encima suyo, cubriéndolo por completo con su cuerpo. El aroma a rosas y tierra húmeda de Matías tenía tintes de excitación y siguió besándolo más profundo, devorando su boca. 

–Enzo...

Besó su cuello, lamió su glándula vinculante y Matías gimió, abrazando al alfa más cerca. Enzo se encontraba perdido en la pasión del momento, embriagado con el delicioso aroma de Matías, que cada vez olía más a necesidad y a excitación. Y aún así...

–¿Querés que me detenga?

Miró al omega a los ojos, lo preguntaba en serio. Él nunca le haría daño. Matías negó con la cabeza.

–No –le dijo mirándolo directamente a los ojos– Quiero más, Enzo.

No tenía que repetírselo, Enzo volvió a besarlo casi con dureza, el olor de su compañero le nublaba los sentidos y lo hacía flotar. Incorporándose, se desvistió ante la mirada del omega, que observaba con un leve sonrojo. 

Enzo dejó un beso en la comisura de sus labios y le quitó la ropa a él también, maravillándose ante su piel blanca y su estrecha cintura. En un momento de efusividad, Matías le dio la vuelta y se sentó a horcajadas encima suyo. Ahora el omega tenía el control de la situación y Enzo le dejó tomarlo libremente.

Matías tomó las muñecas del alfa más mayor y mucho más fuerte que él y las juntó por encima de la cabeza de este. Le sorprendía la aparente pasividad de Enzo, pero también descubrió que eso le gustaba de una forma retorcida que no podía explicar.

love song [Matienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora