Un juego

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PRÓLOGO.
un juego.

   — ¡Vamos Ranma pelea conmigo!.

   Seguí mi camino mientras ignoraba a Ryoga, no tenía humor para pelear con él y menos ahora que tuve que soportar a Akane.

   — Ahora no estoy de humor P-chan.

   — ¡No me digas P-chan!.

   Sonreí al escuchar su queja e imaginar lo sonrojado que estaba, ese idiota siempre logra aumentar mi humor, tanto así que decidí aceptar su tonto combate.

   — Está bien, aceptaré tu tonto combate — me giré sobre mi eje para verlo.

   — ¡Al fin!

   — Pero — levanté mi mano y un dedo — Tengo una condición

   — ¿Cuál?

   — Si yo gano harás lo que yo diga por una semana entera

   — ¡¿Qué?! ¿Y qué ganaré si yo gano?

   — Si tú ganas, cosa que no pasará, haré lo que tú digas por una semana entera — volví a poner mis manos en mis bolsillos — ¿Trato?.

   Él se detuvo unos momentos mientras pensaba, me detuve para observarlo, sonreí al ver cómo estaba tan concentrado.

   Nunca me cansaré de decirlo, él es tan tierno y hermoso, disolví todos esos pensamientos cuando vi que ya había reaccionado.

   — Está bien — extendió su mano hacia mí — Trato hecho

   Di una media sonrisa y acepté su mano. Al estrecharla me levantó en el aire y me lanzó, Pero ágilmente aterricé de cuclillas.

   — Eso es jugar sucio P-chan

   Sonreí al ver su ceño fruncido debido al apodo, él vino corriendo a atacarme con una patada, pero salté para esquivarlo.

   Sonreí al ver su frustración, pero esta vez no puedo perder, haré que él acepte una cita conmigo.

   Volví a saltar, giré para poder agarrar de la camisa a Ryoga y lo aventé hacia una fuente que estaba a unas cuantas cuadras.

   Me acerque caminando mientras un cerdito de color negro salía del agua, aguanté una carcajada y me acerqué.

   — Vaya — me incliné para verlo — Parece que has perdido P-chan.

   Él se me aventó y con mucha facilidad lo agarré por el paliacate que siempre llevaba, le sonreí por la ternura que me causaba.

   — Es hora de cumplir con el trato cerdito.

   Lo dejé en el piso y seguí mi camino hacia la casa de Akane, escucho sus pisadas mientras me sigue junto a unos pequeños refunfuñidos saliendo de su nariz.

   Aguanto una risa al verlo de reojo, me dan ganas de tenerlo frente a mí y besarlo hasta que sus labios se hinchen y llore por más, verlo tan sumiso es mi pasión.

☆PLACER☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora