Una petición.

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I.
una petición.

       Aún sigo pensando en lo que le pondré a Ryoga, tal vez le obligue a tener una cita, sí, eso sería muy romántico incluso demasiado asqueroso.

   — Vamos ya maldito — su voz hace que me desconcentre — ¿Me vas a decir algo o no?

   — Sería más fácil si me dejaras pensar

   — ¿Tú? ¿Pensando? No te vaya a explotar la cabeza

   Su risa eufórica y molesta hace que lo agarre de su playera y lo acerqué a mi rostro, puedo ver su cara llena de confusión y nervisismo.

   — Si tan desesperado estás, dame un beso

   Su cara shockeada me saca una ligera sonrisa, se aleja de mí con cara de asco, no lo diré en voz alta, pero su mirada logró herirme.

   — T-ú ¡E-estás loco s-si crees que yo te daré un beso!

   Su actitud nerviosa hizo que mi dolor desapareciera, volví a poner mi típica sonrisa fanfarrona y me acerqué a él.

   — Hicimos una apuesta y tú la perdiste — puse mi dedo índice en  su pecho mientras fruncí mi ceño ligeramente, pero me relajé — O ¿Acaso es qué-

   — ¡Cállate!.

   Reí al sentir su mano apartando la mía y al ver su notorio sonrojo, no pude evitar sentir el impulso de arrojarme a él y llenarlo de besos.

   — ¡Claro que he dado mi primer beso!

   — Yo no dije eso, pero gracias por decirlo — su mirada volteaba a todos lados menos a mis ojos — Si eso es verdad entonces no debería costarte el tener que besarme

   Sus ojos se posaron con los míos y entonces es cuando vi su nerviosismo a flote, sonreí al ver que cerró sus ojos y se acercaba lentamente.

   Con rapidez junté mis labios con los de él, pero claramente eso no fue suficiente para mí, agarré su nalga lo que hizo que él diera un chillido.

   Aproveché la interrupción para meter mi lengua y juntarlas, él sabía dulce, sus labios eran tan suaves.

   — ¡Ranma, Ryoga!.

   Él se separó muy exaltado, de su boca caía un fino hilo de saliva, su sonrojo hacía que luciera tan sexy.

   Akane se acercaba hacia nosotros por detrás de mí, había olvidado que estábamos en la casa de su padre.

   — ¡A-kane! — dijo Ryoga muy alterado.

   — ¿Sucede algo Ryoga? — ella se acercó a él — Luces muy alterado y estás muy rojo — puso su mano en su frente — ¿No tienes fiebre?

   — Él está bien — mencioné molesto al verlos tan juntos — Solo es un exagerado

   — ¡Tú!-

   — Déjalo Ryoga, Ranma siempre es así de insoportable

   — Tal vez no lo sería si no tuviera que estar rodeado de dos tontos

   Akane me miró y sacó su lengua, Ryoga seguía con su mirada perdida y su cara roja, realmente es tan tierno.

   — Vamos Ryoga, estoy segura de que Kasumi estará feliz de ayudarte.

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