☆PLACER☆

¿Qué está pasando?

IV.
¿qué está pasando?.

    El día ha sido bastante raro, después de que Akane haya "encontrado" a P-chan todo se volvió algo raro, es el cuarto día desde la apuesta que hice con Ranma y ha estado actuando raro.

   Me besa mucho y se vuelve muy cursi, de verdad quiere joderme. Lo bueno es que Akane ha estado feliz, ciertos días me convierto en P-chan para ver su sonrisa, ella es demasiado hermosa.

   Me encuentro buscando la casa de los Tendo ¡Pero la ciudad volvió a cambiar! Siempre hay una esquina nueva donde no estaba. Japón es muy sobrenatural.

   Sigo mi caminar mientras voy leyendo el mapa esperando no caerme, pero Dios me ama tanto que termino tropezando con una piedra.

— Oh Dios mío ¿Estás bien?.

   Escucho una voz femenina muy parecida a la de Ranma, al ver hacia arriba noto a una joven de pelo rubio con lentes.

   Me ofrece su mano y yo la tomo sin dudar, puedo observarla mejor, sus ojos son de un tono rojo opaco casi llegando al negro, su pelo está suelto y sus lentes son ridículamente grandes.

— ¿No te hiciste daño?.

   Su pregunta hace que aparte la mirada, cualquier contacto con una mujer es suficiente para ponerme tenso.

   — S-í, digo, ¡No!... Y-o e-stoy bien

   — Eso es un alivio, soy Ran... Ramona.

   Ella sonríe y puedo notar algo de nerviosismo en ella, creo que cualquier contacto con un hombre también la pone tensa.

   — Es un lindo nombre...—. Susurro para mí mismo, pero algo se siente extraño.

   — ¿Qué? —. Sus ojos de confusión me traen a la realidad.

   — ¡No n-ada!, y-o n-o... N-ada.

   Suelta una leve risa y entre cierra sus ojos mientras su mano trata de tapar su boca, es tan tierna.

   Más que Akane.

   Abro mis ojos cayendo en cuenta de aquel pensamiento fugaz, no, estoy loco, Akane es la mujer más hermosa de todas, ninguna chica se asemeja a su belleza.

   Vuelvo a la realidad cuando siento la mano de Ramona en mi brazo, por mi nerviosismo me alejo un poco debido a la impresión, ella se me queda viendo y luego sonríe ligeramente.

   — Deberías ir al doctor —. Su mirada es tan intensa que me recuerda un poco a la de Ranma — Digo, solo por un chequeo general.

   — Seguiré tu consejo, lo siento, pero yo ya debo irme ¡Gracias por tu ayuda!.

   Me alejo mientras me despido con la mano, era una chica muy dulce, tal vez Ranma deba aprender de sus modales. ¡Dios! Debo dejar de pensar en él, me jode hasta en mis pensamientos.

  

   Vuelvo a concentrarme en el mapa para poder encontrar aunque sea la esquina correcta en la que debo girar y así no perderme, pero antes de tan siquiera mirar el camino otra vez me tropiezo con una piedra. Maldigo internamente al sentir mi cara en el suelo nuevamente, pero escucho una leve risa, me levanto con cuidado y observo a la misma joven frente a mí.

   Ella extiende su mano hacia mí y con algo de timidez la acepto, al momento de levantarme nuestros ojos se encuentran y como si fuera parte del destino no puedo dejar de verlos. Me siento extraño, extrañamente feliz, pero por qué... ¿No puedo evitar pensar en Ranma?.