Cap.1 El sello

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Como un día cualquiera, la mañana volvía a presentarse ante aquel cuarto donde parecía reinar la oscuridad. Ventanas cerrada, persianas entreabiertas y cortinas echadas condicionaban aquel estado. Mientras que poco a poco la luz comenzaba a colarse entre las ligeras partes entreabiertas de aquella persiana, provocando algo de molestia en lo que parecía ser un chico que dormía plácidamente.

Comenzó a apretar algo molesto sus párpados mientras con ello expresaba su desánimo y, tras un resoplo expresó su queja mayor dándose por rendido y levantando su cuerpo levemente de aquella cama.

Frotó sus ojos y algo perdido mientras su visión volvía a intentar hacerse a la claridad, volcó su mirada en un calendario de pared que yacía al lado de una gran estantería. Mientras que algo animado tras ver que seguía siendo fin de semana comenzaba a intentar volver a hundir su cuerpo en su cama con la idea de volver a caer rendido.

"Unos minutitos más". Decía mientras parecía querer autoconvencerse, y cuando estaba a punto de alcanzar aquel concilio de nuevo, un sonido atronador le arrancó la tranquilidad de un susto.

- ¿Pero qué pasa ahora? - Dijo mentalmente mientras un suspiro parecía confirmar toda duda - Se trata de él.

El sonido parecía provenir de la puerta de su habitación, y de alguna manera creía ser conocedor de aquel causante de todo ello. Salió de su cama mientras expresaba su queja con sus ojos al oír su puerta aporrear más fuertemente.

- ¡Que ya voy! - Gritó acercándose por fin a aquella puerta y abriéndola dejando un rostro más que esperado tras de sí. Un chico de pelo y ojos castaño, su rostro parecía estar conformado por algunos lunares que le daban un toque bastante atractivo. Aquellos lunares parecían acentuarse más cuando frunció el ceño ante la tardanza de su amigo.

- ¿Que te estabas tocando o cómo? - Dijo el chico causante de todo el revuelo.

- Pablo te he dicho mil veces que...

No dejó continuar las frases del otro chico e ignorando sus palabras e insistencias comenzó a esquivarlo y entrar en su habitación. Bajo una sonrisa, el otro chico cerró la puerta y comenzó a perseguir a Pablo por toda su habitación.

- ¡Que te salgas pesado, que quiero dormir! - Decía el chico mientras que Pablo se limitaba a reír y alcanzar su cama.

- Eres un brasas Fermín, ya no haces nada conmigo, siempre soy yo el que te tiene que buscar... - Decía Pablo mientras comenzaba a meterse dentro de la cama de Fermín sin su permiso.

- ¿Pero de qué me estás hablando? Si literalmente pareces una rémora que estas todo el día a mi lado ¡Búscate una vida! - Reía Fermín mientras comenzaba a zarandear a Pablo para sacarlo de su cama, y al ver que todos sus intentos se volvían fallidos decidió darse por vencido y tumbarse junto a él.

- Me rindo... haz lo que te dé la gana pero déjame dormir... - Suspiraba Fermín algo cansado ante toda la situación y volviendo a cerrar los ojos. Ambos parecían estar acostumbrados a aquella situación, de alguna manera parecía ser bastante repetitiva en su día a día. Pablo comenzó a dejar leves toques de atención en la espalda de Fermín.

- Psss... Psss.

- Shhh... no, dormir - Contestaba Fermín con la voz algo ronca expresando su negación.

- Hay que entrenar, menudo vago... ¿Así es cómo pretendes convertirte en un jugador profesional? - Replicaba Pablo.

- Los jugadores profesionales también duermen Pablo y además es fin de sema-

En el intento de réplica de Fermín, Pablo cortó sus palabras con una frase.

- ¿Entonces nuestra promesa ha muerto, no? - Dijo Pablo algo triste o al menos queriendo aparentar algo de tristeza.

Nuestra Promesa || Fermín x GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora