LAZOS DEL PASADO | Kookmin

•03•

Recuerdo aquel cinco de marzo, una fecha que marcó el inicio de una nueva etapa en mi vida. Mi sueño de convertirme en un destacado bailarín estaba a punto de hacerse realidad, pero no sin desafíos. Después de una prolongada lucha con mis padres durante casi un año, finalmente logré persuadirlos para que me permitieran estudiar en la Academia de Artes.

— Joven Jimin, le preparé su chocolate como le gusta — me dijo Rosita, mi nana, una figura que siempre supo entender mis gustos mejor que nadie.

— Eres un ángel, nana.

— Por cierto, el señor Park mencionó que tendrían una cena con sus socios esta tarde y no quiere que faltes.

Mi padre estaba obsesionado con la idea de casarme, ya me había presentado a una chica, pero la rechacé. A pesar de sus insistencias sobre las alianzas beneficiosas para las empresas, había algo que ellos no sabían.

— Nana, diles que trataré de hacer lo posible por llegar, pero saben que mis clases ocupan todo el día. Que no se hagan muchas ilusiones.

Después de abrazar a mi nana, me dirigí a la universidad, sintiéndome como un extraño en un mundo nuevo. Aunque la emoción por mi nueva etapa estaba presente, mi timidez me impedía hacer amigos con facilidad. No obstante, la Universidad de Artes resultó ser el lugar perfecto para mí.

— Buenos días, alumnos — saludó la maestra — hoy comienza el primer día del resto de sus vidas.

¿Alguna vez has oído hablar de las almas gemelas? Bueno, ese día conocí a la mía. Cinco minutos después de que comenzara la clase, un chico llegó, visiblemente agitado por haber batallado para encontrar la sala.

— Disculpe, maestra, no encontraba el salón — dijo, y con una hermosa sonrisa cuadrada, se sentó a mi lado.

— Hola — me dijo — soy Kim Taehyung.

— Hola Taehyung, mi nombre es Park Jimin.

— ¿Eres el heredero de los Park?

— ¿Cómo sabes?

— Tu nombre está en todos lados Jimin, es un placer conocer al cuñado de mi hermana — ahí lo entendí a él lo había visto una vez en la boda de mi hermano.

Park Jihyun fue obligado a casarse por conveniencia con Kim Taeyeon hermana de Taehyung.

— ¿Cómo es que no te vi en las otras cenas?

— Nunca estuve de acuerdo con esa boda, no me malentiendas, conocí a tu hermano y mi hermana asegura que él jamás le puso un dedo encima si ella no quería, pero yo sabía que ellos dos no se gustaban y a eso es de lo que yo estaba en contra.

— Si, se notaba que ellos no se gustaban, aún así nunca fue un matrimonio disfuncional y Taeyeon noona siempre fue linda conmigo.

— Conmigo era mala — hizo un puchero lindo haciéndome reír.

Cuando terminamos las clases pensé mucho si ir o no directamente a mi casa, no quería tener que pasar de nuevo por lo mismo de siempre, pero Taehyung me convenció que fuera y sea sincero con mis padres.

Entonces fui llegué y sorprendentemente mis padres me recibieron muy bien aunque eso solo duró unas horas, por que llegaron los asociados de ellos.

— Justo a tiempo — dijo mi madre, se veía claramente nerviosa.

— ¿Para qué? — pregunté mientras ella me arreglaba la camisa.

Vi como mi padre guiaba a los señores Cho quienes estaban con su hija, ahí entendí lo que estaba ocurriendo y me estaba empezando a enfadar.

— Atención a todos — dijo de pronto mi padre y todos quedaron en silencio — hay una buena noticia, mi hijo menor Park Jimin se acaba de comprometer con Cho My Yeon — me incorpore en mi lugar tratando de asimilar lo que había dicho mi padre.

¿Acaba de comprometer?

— La boda se celebrara en cuanto ambos terminen la universidad — mi padre tomó mi brazo haciéndome tomar la mano de la chica que acababa de conocer.

— Es una broma — salté — ¿Es enserió lo que escuché?

— Jimin — dijo mi padre tratando de callarme.

— No, escucha — hablé fuerte para que todos escucharan — ni tu ni mi madre me dirán a quien tengo que amar, se la hicieron a Ji Hyun pero a mi no, me importa una mierda desheredenme si quieren no quiero casarme con alguien que no quiero.

Luego me encerré en mi habitación sin esperar alguna respuesta de mi padre, pero luego de que todo terminó él subió y me castigó, me hirió los brazos recalcando que los había dejado en vergüenza.

Hasta el día de hoy no me arrepiento, no quería a nadie que no me quisiera.

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