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—Hey. ¿Estás bien? —Marc sintió que su pequeño novio dejó de abrazarlo. 

—Iré a tomar agua —se levantó de la cama agarrando su teléfono y saliendo de la habitación. 

Guiu volvió a dejar caer su cuerpo, se acomodó en la almohada, pero a pesar de eso el sueño no llegó. 

Últimamente Fort andaba desanimado, estos días que se quedó en el departamento de Marc se acostumbró a levantarse e ir por agua a las tres de la mañana. 

Le pasaba algo, quería saberlo, pero cree que el menor le dirá que no puede saberlo. Era muy inseguro. 

Por otro lado, Héctor se sentía fatal, las palabras que había dicho su amigo. ¿Tenían razón? Pues claro que sí. 

Quería mucho a Marc y sabía que sufriendo en silencio no logrará nada. 

Se sirvió un poco de agua en su taza de gatito. 

Hace dos meses que había insistido a su novio para que comprara unas tazas de pareja con emotivo de gatitos, su mascota favorita. 

Marc al inicio dijo que no, pero al día siguiente llegó al departamento con una bolsa rosa con las tazas dentro. 

Siempre le había gustado usar todo lo que usan las parejas. Compraron medias de colores que tenían pequeñas imágenes de panditas o gatitos. 

O los brazaletes que Héctor hizo con su amiga Vicky, aquellos que tienen su nombre. 

Héctor tiene el nombre de Marc y viceversa. 

Tomó un poco de agua, le ayudaba bastante a pensar y sobre todo a esas horas. El solo quería tranquilidad. 

—Héctor, ¿me estás ocultando algo? —el mayor llegó de la nada sorprendiendo al más bajito. 

—No pasa nada Marc vuelve a dormir, debes estar cansado. 

—Sabes que no me gustan las mentiras, vamos, dime qué es lo que te pasa. 

Ugh, que difícil era este asunto. 

—Aparte de ser tu novio, soy tu mejor amigo, puedes confiar en mí. 

Héctor dejó la taza de lado soltando un gran suspiro, claro que confiaba en él, pero prefería guardarse todo y tratar de resolverlo de alguna otra forma. 

—Héctor, debes confiar en mí. 

El más alto tomó de la cintura a su novio, haciendo que este se siente sobre la barra. Tomo sus pequeñas manos, entrelazando dedos lentamente mientras sonreía. Estaba siendo cariñoso. 

—Vamos amor, dime qué es lo que te pasa —paso una mano por su mejilla acariciando esta. 

El más bajo se dejó mimar un rato, parecía un pequeño gatito en busca de cariño. 

—Me siento inseguro... Se qué me dices que nunca nos vamos a separar, pero tengo miedo, que tú te alejes de mí. 

Hizo una pausa para mirar al más alto. 

—Tú sabes muy bien lo que pasó hace años, no quiero que se vuelva a repetir, sé que no te gusta mucho las personas que son cariñosas, pero aún así no quiero que te alejes de mí. 

Marc se sintió como si le hubieran clavado una espada en el corazón, le dolía ver en ese estado a su novio. Se prometió darle seguridad y amor. 

Pero no salió como quería. 

—Por favor, Marc, no te alejes de mí. 

Guiu lo miró a los ojos, los tenía decaídos y unas ojeras gobernaban aquella parte. En las semanas de exámenes era muy difícil para ellos poder estar juntos. 

Cosa la cual aumentó la inseguridad en él. 

—Amor —habló llamando la atención del contrario—. Lamento darte esa inseguridad. No estoy acostumbrado a ser afectuoso en público por el miedo que alguien venga con su opinión a criticarnos, sé que no debería afectarme, pero tú te sientes mal con eso. Mi deber es hacerte feliz, sabes que soy alguien poco afectivo, pero a pesar de eso siempre he tratado de serlo para ti. 

El menor hizo un leve puchero triste evitando no llorar. Pero cuando uno va contra los sentimientos que tenemos guardados es imposible ganar. 

—Te amo, te quiero, te adoro, me encantas. Quiero que sepas que si en algún momento decides terminar, yo seguiré cuidándote. Seguiré a tu lado dándote el apoyo necesario, estamos juntos hace un año y dos meses. Es suficiente prueba para saber que si estoy contigo no es una broma y me estoy tomando en serio todo. 

Para cuando terminó de hablar, el más bajito soltaba lagrimitas. 

El estrés más la inseguridad era lo peor que una persona podía sentir. 

Abrazó al más alto por el cuello dejando salir todos los sentimientos guardados durante un mes. 

Marc dio pequeñas palmaditas en la espalda del bajito, acariciaba sus cabellos y dejaba besos en sus hombros y clavículas descubiertas. 

—Yo también te amo mucho, Marc, lamento tener inseguridad de todo esto. 

Cuando se separaron comenzó a limpiarse el rastro de las lágrimas. 

—Si tienes alguna inseguridad solo dime, estoy para ti. Y si hay algún idiota que te molesta házmelo saber y lo golpearé. 

Héctor soltó una risilla, sabía que su novio no era capaz de hacer tal cosa. 

—No creo que le duela si lo golpeas. 

—Si quiera déjame imaginar que lo hago y le duele. 

Dejó un pequeño beso en las mejillas del menor abrazando su pequeño cuerpo. 

—Te amo, no lo olvides. 

—Yo también. 

Ambos se acercaron hasta que sus labios chocaron, comenzando un beso lleno de amor. 

Transmitiendo esa confianza que faltaba en la relación. 

Esta es la historia de una pareja que poco a poco pudieron superar aquellos pequeños sentimientos de desconfianza y también donde Héctor no puede evitar ser pegajoso con su novio. 

very sticky ★ guiufortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora