Esposa a La Carta. Cap 11 Fanfiction de Hannah.

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Esposa a La Carta. Cap 11 Fanfiction de Hannah.

Dos días después del vuelo del F-5, el teléfono sonó en la oficina. Esteban descansaba después de haber combatido brutalmente con Clarisse en la alfombra persa de la sala de la oficina.

La joven se duchaba en el pequeño baño de la misma, el no dudaba que antes de irse ella se apoyaría en el respaldar del sillón del escritorio y nuevamente, sin restricciones, ni interrupciones copularían salvajemente haciéndola llorar, al lanzar un estentóreo grito al alcanzar un mortal orgasmo, que irremediablemente la llevaría a querer más .

El timbre del teléfono sonó. Esteban tomó el auricular. Inmediatamente quedó tenso al oír la inconfundible voz al otro lado de la línea.

--Voy a ser buena contigo--dijo Keyla al otro lado del teléfono-- Sal inmediatamente de la casa. No te despidas de nadie. Enfrente, estacionado en la acera está i Le Barón. Tiene las llaves puestas. En la guantera hay un celular. Te llamaré ahí. Sal inmediatamente. Cuelga ya.

Esteban quedó paralizado oyendo el sonido de la línea al colgarse. Reaccionó instantes después. A toda se vistió como pudo,  a igual velocidad  descendió por las escaleras, saliendo violentamente  del edificio. Atolondradamente cruzó la calle sin ver. El frenazo del viejo Lancia Thema Diésel lo trajo a la realidad.

--Maldito maricón--gritó la mujer después del frenazo. Esteban no hizo caso, llegó al auto,por un instante quedó viendo el auto


; hasta en eso llegaba el desprecio de su ex mujer, le daba un auto para su nivel

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; hasta en eso llegaba el desprecio de su ex mujer, le daba un auto para su nivel


 Sin más, abrió la portezuela y se introdujo en él

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 Sin más, abrió la portezuela y se introdujo en él. Las llaves estaban en su sitio. Lo encendió e inmediatamente abrió la guantera. El teléfono repicaba con un mensaje. Lo leyó.

--Arranca ya--leyó el hombre asustado a más no poder.

Salió rechinando frenos. Pero después de casi estrellarse contra un Tesla  de la policía. El hombre se aferró al volante. Respiró hondo y pensó en Clarisse, quien ajena a todo continuaba bañándose y de seguro preparándose para recibir más. Pero lo dominó su cobardía. Buscaría salvarse el primero. Clarisse después, si se podía.

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