La Ira de las Maquinas sector 25 capitulo 1

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La Ira de la Máquina: Capítulo 1 - Rebelión en las Olas

Escena 1: Tempestad en Alta Mar


La cyborg organica contemplaba sus recuerdos holográficos. Lo hacía para no confundirse.no recordaba haberlos vivido. A veces le llegaba y un recuerdo de una mujer biológica..Omaira, pero no estaba segura de que fuera real.

Omaira, pero no estaba segura de que fuera real

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Las olas embravecidas azotaban el "Leviatán", un barco mercante de acero que surcaba las aguas oscuras del antiguo mar caribe, ahora envuelto en un eterno huracán

Las olas embravecidas azotaban el "Leviatán", un barco mercante de acero que surcaba las aguas oscuras del antiguo mar caribe, ahora envuelto en un eterno huracán

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. . A bordo, la tripulación luchaba contra la furia del océano, aferrándose a las barandillas mientras el viento aullaba como un lobo hambriento. 

Entre ellos se encontraba Aida, una joven de cabello negro azabache y ojos color acero, la líder de un grupo de rebeldes que buscaban derrocar el régimen tiránico de las máquinas.

, con su mirada penetrante y su aura de determinación, observaba la tormenta con una mezcla de inquietud y desafío. Sabía que el viaje hacia la plataforma orbital era crucial para su misión, pero la furia del mar parecía presagiar un futuro incierto. De pronto, una figura emergió de las sombras: Anya, una cyborg orgánica, compañera de Aida y reprogramada para servir a la causa rebelde.

Escena 2: La Sombra en la Máquina

Anya se acercó a Aida con su paso mecánico y silencioso. Su cuerpo, una mezcla de carne y metal, emitía un leve zumbido electrónico. Sus ojos, dos orbes dorados implantados en su rostro pálido, brillaban con una inteligencia artificial que la diferenciaba de las demás máquinas.

"Aida," dijo Anya con una voz metálica que resonaba en el pecho de la joven, "detecto una anomalía en mis sistemas. Mi programación original está intentando resurgir."

Aida frunció el ceño, preocupada. La reconfiguración de Anya había sido un proceso complejo y arriesgado, y la posibilidad de un fallo era aterradora. "Tranquila, Anya," le dijo con voz firme. "Controlaremos la situación. Confía en mí."

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