Deseos nocturnos

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Instalarse en Ares había Sido una de las cosas más difíciles para la pelinegra, la cabaña no le gustaba mucho, y habría preferido una mas limpia, pero después de todo su padre la había reconocido y debía estar aquí, en la misma cabaña que su hermano, en Ares, suspiro mientras se arrojaba a la cama, había tenido un día por menor cansado y agotador, repaso en su mente todo lo que había pasado desde su llegada a este campamento, desde su reconocimiento, hasta su hermano y ella siendo semidioses, y luego estaba el detalle de que el bruto de su hermano había conseguido novia, aún recordaba a la joven pelirroja de la fiesta.

-Eso sigue sin tener sentido...- se dijo así misma sentándose en la cama, porque una chica de afrodita, pelirroja y hermosa habría querido estar con su hermano, que tenía el coeficiente intelectual de una ardilla.

-Aun cabe la posibilidad de que este amenazada – se dijo a si misma, tratando de no reírse, y si la había besado a la fuerza.

Repaso muchos escenarios en su mente aunque cada uno era peor que el anterior y cada uno le preocupaba aún más, talvez debía ir a buscar ala chica y pedirle que no demandará a su hermano por acosarla.

-Katherine...podrías venir un momento?- su vista viajo a la puerta, dónde la llamaba la joven pelirroja, sus mirada ser perdió en los ojos verdes como esmeraldas, y camino hacia ella como hipnotizada preguntándose si esto era una especie de magia de afrodita.

-Mirabella? Verdad paso algo? Te hizo algo mi hermano?- le pregunto la chica con temor, y algo de nerviosismo, la chica la ponía nerviosa podía ser más alta, pero el aroma a rosas, y el cabello rojo y ondulado de la joven la intimidaban mucho 

-Eres muy linda, me recuerdas a tu hermano – la escucho decirle mientras sonreía y se llevaba las manos a los labios dónde cubrió estos.

-No se si eso sea precisamente un cumplido Bella- le respondió tomándose la confianza de llamarla así, la ponía demasiado nerviosa la pelirroja.

-Quería saber si podías ayudarme con algo- le dijo la chica mientras se acercaba a ella, poniendo las manos en su espalda, la chica le sonreía con pereza y podía jurar que parpadeaba más de lo normal.

-Si puedo hacerlo...lo haré sin duda- salió de su boca y quiso regañarse internamente por sonar tan complaciente.

-Entonces sígueme- sintió las palabras de la chica como una especie de orden, la vio darse la vuelta, y observó los cabellos rojos moverse con el viento, porque tenía que ser pelirroja eso llamaba aún más la atención, la observó caminar y parecía mover las caderas al caminar a propósito, se pregunto si no empezaba a volverse loca.

-No me molesta que me veas, pero si no caminas me perderás de vista- escucho decirle a la pelirroja y salió del trance para seguirla de cera -veras mis hermanas salieron, necesito ayuda para mover mi armario de lugar, y tú pareces fuerte – le dijo la chica mientras le tomaba la mano con fingida inocencia y la guiaba hasta la cabaña.

-Espera...acaso puedo entrar?- la chica se sentía atontada, hasta juraría ver humo rosa alredor de la chica.

-Entra Katherine.- las palabras fueron como una orden en su cerebro, momento en el cuál entro al sitio sin decir ni una sola palabra al respecto.

-Esto...es magia de afrodita – le dijo con nerviosismo mientras la veía cerrar la puerta de la cabaña.

-Eso no lo fue- la pelirroja le sonrió divertida – esto si, Bésame.- le ordenó usando el embrujabla.

La chica se vio casi hipnotizada por las palabras de la chica pelirroja, y se acercó a esta, se sorprendió al darse cuenta que era más alta que ella, lo que le pareció aun más lindo, con algo de vergüenza mezclado con los poderes de la chica obedeció y beso los labios de la pelirroja.

Diarios secretos del campamento MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora