Sentí a alguien moverse a mi lado y me tensé. Hasta donde yo sabía, dormía sola. Abrí los ojos lentamente, con miedo por lo que podía encontrar frente a mí.
Dejé escapar un suspiro de alivio cuando vi el rostro dormido de Samantha a mi lado.Sus labios entreabiertos y su respiración lenta la hacía ver realmente adorable.
Los recuerdos de la noche anterior llegaron de golpe a mi mente.
Sonreí.
Quién diría que alguien tan pequeño podría causar tantos problemas.
Sus largas pestañas rubias rozaban sus mejillas, lentamente, llevé una de mis manos a su rostro para acariciarlo.
Su piel era suave.
Samantha hizo una mueca y se movió un poco intentando quitar mi mano de su rostro.
Reí por lo bajo y giré hasta quedar boca arriba mirando el techo. Aún no podía creer que ella estuviera en mi casa.
¡Mucho menos en mi habitación!
Sentí el brazo de la rubia en mi cintura, que me atrapó en un abrazo acercándome a su cuerpo.
Mi estómago rugió por el hambre y bufé.
Intenté separarme de ella para poder bajar a prepararme el desayuno... y no hubo caso.
¡Diez minutos intentando bajar a comer!
¡Y Samantha no me soltaba!
Estuve a punto de despertarla cuando aflojó su agarre sobre mí y me dejó ir.
Lentamente y sin hacer ruido bajé de la cama, me puse mis pantuflas y salí de mi habitación juntando la puerta.
Vi la hora en el reloj colgado en la pared del pasillo: 11:15. Hace horas que mis padres estaban en el trabajo.
Bajé las escaleras y llegué a la cocina.
Una vez allí, saqué el botiquín guardado en una de las repisas y busqué una pastilla para el dolor de cabeza qué dejé sobre el mesón. Me estiré haciendo crujir mis huesos y coloqué sobre la cocina los ingredientes que usaría para preparar el desayuno.
Después de diez minutos, sentí el sonido de pisadas en el segundo piso y luego vi a Samantha bajando las escaleras. Estaba usando una de mis camisetas, sonreí. Mi ropa le quedaba grande, le llegaba más o menos hasta al muslo, su cabello rubio estaba desordenado.
Entró a la cocina dando un bostezo.
- Buenos días dormilona - saludé sacando el último panqueque del sartén y depocitándolo en un plato.
Apagué la cocina y me senté a la mesa. Sobre ella había todo tipo de fruta picada, yogurt natural y un frasco de Nutella.
- buenos días - me respondió.
Hizo una mueca y se llevó una mano a la cabeza. Le señalé el lugar en donde había dejado la pastilla y le serví un vaso con agua.- Gracias - murmuró y se tomó la pastilla y el agua de un sorbo.
- No es nada - respondí con una sonrisa.
Ambas nos sentamos a la mesa sin decir ni una palabra y comenzamos a comer.
- mmmhhh - Samantha gimió de placer al sentir el delicioso sabor de los panqueques con Nutella. - ¡esto está buenísimo! - me felicitó.
Le agradecí el cumplido y seguí con mi desayuno. Cuando ambas terminamos Samantha habló.
- Emm...oye... ¿Por qué estoy aquí? Y...¿Por qué tengo puesta tu ropa?-
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Buscando tu voz (Adaptación Rivari)
Fanfiction¿Qué sucede cuando encuentras el amor en un autobús? Exacto, eso me sucedió a mí. Deja que te lo explique, no sabes dónde vive, dónde estudia, su número de teléfono, ¡Nada! Pero no te puedes sacar a esa persona de tu cabeza. Ahhhhh, pero su voz, eso...