Inspirado en la canción "In Luck " de Marlon Roudette.
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Cerca del muelle de madera había un pequeño hotel veraniego y al frente el inmenso mar azul. El aire olía a sal y el cielo estaba despejado.
Fubuki podía sentir la brisa cálida en su oreja, a alguien tomando su mano. Ese alguien a su lado la observaba con detenimiento.
Había ruido de telas de cortinas y vestidos largos moviéndose por el viento, pasos de personas y sus voces alegres tras su espalda, pero el sonido era casi sordo, empañado y lejano. Sus ojos se mantenían concentrados en el amanecer frente a ella.
Por alguna razón, se sentía inconmensurablemente feliz.
Era una tarde brillante.
Definitivamente el día era perfecto.
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Fubuki despierta en una casa que no conoce, en una cama que no es suya. Mira alrededor y no puede reconocer ni una sola parte del lugar.
Sus ojos intentan concentrarse pero de pronto es obligada a tomar una pausa. Su cabeza duele demasiado y en sus oídos hay un zumbido, pero sólo es por un momento.
La sábana cae de su cuerpo cuando intenta ponerse de pie y se da cuenta que está desnuda, de pronto siente un escalofrío recorrer su espalda. El asombro la hace cubrirse nuevamente con la tela lo más rápido que puede, apurándose en encontrar indicios de alguien o algo que dé explicación o claridad o mínimo algo realmente lógico de cómo terminó ahí.
Con sus ojos consigue reconocer algunas de sus pertenencias dentro de uno de los armarios. Sus bolsos, varios vestidos y las cajas de sus zapatos. En el tocador hay varias de sus joyas, maquillaje y cremas. ¿Cómo llegaron ahí?
Su cabeza vuelve a doler. Es un dolor agudo, pero no como el causado por una noche de borrachera, sino como si se hubiera golpeado con fuerza o hecho daño en su cerebro. Todo sigue siendo confusión y aturdimiento.
Definitivamente esto no tiene nada que ver con alcohol. Su boca se siente limpia. Todo está en orden. El problema es que, por más que Fubuki intenta pensar en cómo llegó ahí, no lo recuerda. Al mirar a su lado, encuentra una bata sobre la silla. Fubuki la toma y se da cuenta que ésta tiene marcado el símbolo de su nombre, como si le perteneciera, o al menos así lo siente ella. Debido al dolor, ella no quiere pensar demasiado en la familiaridad que le causa y decide ponérsela, armándose de valor para salir de ahí lo antes posible. Su cabeza realmente duele.
Ella se alza de hombros, su cabello se mece y su aura se enciende a su alrededor conforme sale de la habitación y camina por el pasillo tratando de recordar qué fue lo que había ocurrido la noche anterior. Todo lo que viene a su mente es haber estado en su casa después del trabajo como cualquier otro día. Entonces escucha ruidos viniendo de lo que parece ser la cocina en uno de los laterales del pasillo, así que se dirige ahí. Sus poderes están listos para reaccionar y atacar a quien posiblemente se trate de su secuestrador.
Fubuki se detiene en la entrada, asomando lentamente su cabeza mientras decide si debería romperle el cuello de forma inmediata o primero obligarlo a hablar.
Otro sonido. Algo calentándose en la estufa. Verduras picadas. Una cabeza calva.
De inmediato el cuerpo de Fubuki se tranquiliza, el brillo de su aura se apaga, sus hombros caen y un pesado suspiro de alivio sale de su boca. Es Saitama. No importa dónde esté o quién la haya secuestrado, no hay peligro si él está presente.
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Un día perfecto (Saibuki)
FanfictionSaitama ha dejado el trabajo, esconde los calendarios y miente demasiado. Su extraño comportamiento parece empeorar y eso preocupa demasiado a Fubuki. Definitivamente hay algo que falta, algo que no está bien. A pesar de todo, ella promete estar a...