Capítulo 2

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El clima era cálido pero la brisa era fresca, el contraste de eso era acogedor, pero no del tipo que adormecía, sino del que tranquilizaba y consolaba.

No había tristeza, no había dudas. Todo era esperanza y dicha pura.

La felicidad era tanta que Fubuki estaba segura que un día como ese quedaría grabado en lo más profundo de su ser por el resto de su vida.

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Cuando ella despierta, de su sueño no queda nada más que la calidez en su pecho y la sonrisa en su rostro. Es bello. Casi puede sentir la luz del sol sobre su rostro y el olor del mar en su nariz. Fubuki juraría que Saitama tiene algo que ver con eso.

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Han pasado dos semanas y en ningún momento Fubuki ha visto a Saitama salir a trabajar.

Cada vez que la Asociación de Héroes lanza un comunicado sobre una amenaza de suma importancia, siempre hay algún clase S para encargarse del trabajo de inmediato. Eso por sí mismo es extraño, pero no es excusa para permitirle a Saitama holgazanear.

Por más que busca en toda la casa, simplemente no puede encontrar su celular. Aunque no importa. Ella consigue encontrar el número fijo de una de las bases del Grupo Fubuki en la guía de héroes.

Después de dos timbres, alguien finalmente contesta y Fubuki no pierde tiempo en dar sus órdenes. —Habla Ventisca del Infierno para convocar una reunión lo antes posible en el punto principal, necesito ponerme al día con el trabajo acumulado.

—¡¿Señorita Fubuki?! —La voz de Pestañas está llena de sorpresa.

Fubuki reconoce su voz y suspira con alivio, él es uno de sus mejores hombres de confianza. —Por favor, encárgate de dar el mensaje en mi nombre.

—¡No, espere! ¡Señorita Fub-!

Ella cuelga, no quiere más distracciones. Se apresura a tomar su abrigo y salir por la puerta camino al principal punto de reunión de su grupo. Tomará el tren, no quiere molestar a Pestañas o Mono de Montaña pidiéndoles que hagan de choferes cuando en esos momentos su tarea principal es convocar la reunión al resto de los integrantes. Las cosas deben hacerse rápido para evitar más retrasos.

Saitama no pudo conciliar el sueño por la noche así que ha estado durmiendo toda la mañana, no hay señal de que vaya a despertar pronto y Fubuki no ve la necesidad de despertarlo por algo tan banal como preguntarle dónde están las llaves. Es por eso que ella decide forzar la cerradura de la puerta y salir del departamento lo más silenciosa posible.

El camino al tren es de cierta forma asombroso. Quizás sea verdad que el control de las amenazas ha mejorado mucho en las últimas semanas porque eso explicaría cómo es que la ciudad ha podido avanzar con tantos proyectos de construcción en tan poco tiempo. La seguridad garantiza el crecimiento de la zona urbana y eso por sí mismo es impresionante. Fubuki ha estado tan ocupada cuidando de Saitama que apenas había notado eso.

Tal vez, si ella saliera más seguido, no tendría tanto trabajo atrasado. Lo que pasa es que todo lo que ha podido tener en su cabeza es a Saitama, su forma de hablar, la incertidumbre en sus ojos y su comportamiento extraño. Todo eso no hace más que empeorar. Aún no hay solución médica. Es agotador. Saitama se mantiene negándose a conseguir ayuda. Ella se está quedando sin opciones.

Al entrar a la base es recibida con los rostros conmocionados de sus integrantes, ellos se le acercan de inmediato y Fubuki debe retroceder un paso para no ser embestida por la multitud de preguntas y voces preocupadas que llegan.

Un día perfecto (Saibuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora