Capítulo 2; el comienzo del lobo y la mariposa

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Capítulo 2

Mérida era una ciudad la cual podrías recorrer en solo un par de horas, es decir tan pequeña que llamarla ciudad era un título muy grande, los magníficos picos de las montañas en el horizonte la hacían ver hermosa, sobretodo en invierno cuando estos estaban cubiertos por la nevada. La alegría de su gente era fascinante, irradiaban positividad y paz, algo no característico de Sofía y tampoco muy común para ella, pues, de dónde provenía solían cerrar la puerta al decir los buenos días. Acostumbrarse a su nuevo entorno pudo haber sido difícil sin la ayuda de Gabriel, un chico que conocía desde el jardín de niños o quizás mucho antes de eso, era casi otro hermano mayor para Sofía.   

Estudiar dos carreras no ha sido tarea fácil para nadie y Sofía lo notó en unos pocos meses. Llegaba todos los días agotada. Una tarde a mitad de semana llegó a su habitación, tiró su bolso en algún lugar (nunca prestaba atención de ello), se tumbó sobre la cama para pensar en su largo día.

—Voy a morir un día de estos —susurró para sí misma.

Con sus ojos cerrados, sintió vibrar su celular en el bolsillo de su pantalón, con esfuerzo lo sacó para mirar la pantalla, sus ojos se iluminaron al notar que tenía 1200 mensajes de "por siempre doramaniacas", aunque su tiempo era limitado y sus tareas diarias abundantes nunca dejaba a un lado a los chicos del grupo.

Sofía: hola, ¿qué tal chicos?

Bárbara: ¿dónde estabas? qué onda.

Sofía: universidad te suena Barbie -_-

Kyle: estresada? Amor mío.

Sofía: hola Kyle, un poco, cómo estás?

Kyle: bien saliendo de la prepa.

Sofía: que bien ^_^

Mileika: holaaaa han visto el nuevo drama de Lee Min Ho.

Sofía: ¿Cuál?

Bárbara: no es aceptable Sofía, estas toda perdida en el mundo de los K-dramas jaja.

Alexa: alguien mencionó el amor de mi vida "Min Ho".

Sofía: ¡Alexaaaa!

Alexa: ¡Sofíiiii! Me extrañaste.

Y así pasaban horas charlando. Kyle era un chico tierno todo el tiempo y eso le encantaba a Sofía, se repetía constantemente que solo era un juego y así sus deseos de amor imposible se desvanecían. De esa manera descuidaba sus responsabilidades. Al darse cuenta de la hora, dejó el celular de un lado para enfocarse en las traducciones al latín que debía realizar.

Siempre se quejaba del por qué debía cursar esa materia, siendo una legua muerta, "no habría razón para aprender algo que ya no sirve", sin embargo, le emocionaba comprender algunas palabras por su origen en latín, pero el quejarse la hacía sentir bien, además de las traducciones debía realizar unos trabajos de pintura, ocuparse de la vida real era más sofocante cuando no tenía tiempo suficiente; tiempo que desperdiciaba sin darse cuenta.

Terminó sus obligaciones a las tres de la mañana, cansada y soñolienta apagó la lámpara de su escritorio, se levantó tambaleando y cruzó su habitación para llegar a su cama, de camino sus pies chocaron con su bolso al que levantó para lanzarlo al closet que estaba frente a la cama a unos 6 pasos de distancia, luego tropezó con sus zapatos. Antes de quejarse mentalmente se hizo una promesa interna sobre arreglar su habitación, cosa que su subconsciente sabía que no era cierto.

A pesar de que era tarde y de que sus ojos no podían mantenerse abiertos, no logró evitar el abrir WhatsApp para revisar los últimos estados. Su vista se detuvo al ver el estado de Alexa, era una imagen de una hermosa mariposa revoloteando libre en un prado, en el comentario del cuadro decía "quiero ser libre de esta cárcel sin barrotes" al final del escrito había un emoji de un lobo y una mariposa, llamó su atención puesto que ella siempre hacia lo mismo, cada vez que terminaba una frase el símbolo que usaba era ese: un lobo y una mariposa.

¿Qué significaba para ella eso?, ¿por qué elegía siempre el mismo símbolo?, eran preguntas que Sofía se hacía, sin embargo, hizo caso omiso y se acostó a descansar, debía levantarse temprano el día siguiente.

Cuando el gigante rojo comenzó a iluminar su habitación, sonó la alarma, entre dormida y despierta (más adentro que afuera) apagó el celular, de repente podía verse en ese hermoso prado de la imagen con muchas mariposas, unos cuantos lobos nublaron su vista cubriendo el cielo de negro, se asustó y fue allí que terminó de abrir sus ojos.

—¡Cielos!

El pincel de la amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora