Capitulo 18: Solo quiero ir a casa

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En lo más profundo del corazón inexistente de una marioneta, yacía un pequeñito deseo

Un deseo de volver a casa. La marioneta deseaba volver al principio, a una época en la que todo era perfecto e inmutable, igual que su madre, que ansiaba un estado eterno del ser.

La marioneta en cuestión no era otra que Raijin ahora Hime, la hija menor de la Shogun. Aunque fue creada para servir sin rechistar, Hime albergaba deseos secretos y egoístas. Pero estos deseos permanecían ocultos, enterrados bajo una sombra de obediencia.

Tal vez era la necesidad de aprobación de cualquiera de sus dos figuras maternas; quizá podría todo esto ser una prueba de lealtad y al final le felicitarían y todo volvería a su estado original o quizá la mas probable y blasfema opción de todas era que a pesar de negarlo y rechazarlo ante un publico externo, estaba sintiendo lo mismo que sintió alguna vez cuando vivía con cierta sacerdotisa... hacia la única persona que no debería.

Cuando la persona en cuestión se acercó a ella a decirle "Nos vamos de aquí" tomándole del brazo y llevándola a casi rastras a la costa donde habían llegado desde un principio, a pesar de estar intrigada y preocupada, obedeció e hizo una sola pregunta.

"¿A donde vamos?"

—¡A donde sea! ¡No quiero vivir en esta tonta isla!... Solo quiero irme—Paro en seco y golpeó con fuerza con su pierna desquitándose con la tierra bajo su pie, continuamos con los pies arrastrados solo para llegar a la base de la montaña que delimitaba Tatarasuna, donde el se paro en seco y solo miro a la nada, en direccion a donde la isla donde estabamos se conectaba con la isla Yashiori.

Preocupada, me moví para estar a su lado y no por detrás, asegurándome que no había nadie al rededor moví mis manos a sus mejillas girando su cabeza a mi dirección, su cuello se movió para que su cabeza se acurrucarse en mis manos tomando mi mano derecha con la suya.

—¿Esta todo bien...?

—¿Tu que crees?—Dijo entre dientes mientras miro al suelo, era evidente algo había pasado con el señor Escher.

—¿Te hicieron algo? ¿Quieres que haga algo al respecto?—Mis cejas instintivamente se fruncieron esperando una respuesta.

—No... Solo que...—Suspiró—Me siento... enojado pero triste, es extraño. Ya no quiero estar aquí—Suspiró y tomo mi mano con la suya mirando hacia abajo como si se estuviera aguantando las lágrimas, queriéndole animar le di un piquito en los labios, sin mucha ceremonia, antes de volver a hablar.

—¿Quieres volver a casa?—Levanto la cabeza bruscamente para mirarme confundido—Puedo remarnos hacia el puerto privado del palacio.

Soltó una carcajada, me miraba mientras se partía de risa. Lo mire preocupada por su sanidad, mis ojos abiertos y mis manos apartadas de él.

—¿¡Que te hace creer que esa mujer nos va a abrir las puertas?! ¡No le importamos mas que un escarabajo! ¡Y es lo mismo con Niwa! ¡El cobarde nos abandonó también y por su culpa murieron personas!—Ante esa ultima frase mil y una preguntas se formularon en mi cabeza pero solo una salió de mi boca.

—¿De que hablas?

—¡Así como lo escuchaste! ¡Ese idiota planeo todo para que nos quedáramos varados y poderse fugar también! ¡Y para hacerlo peor..! Yo pensé que...—Grito y comenzó a explicar todo lo que le habían revelado hace no menos de una hora, mientras lo hacia cada frase iba perdiendo la fuerza; Las lagrimas en los ojos no encajaban con su expresión de furia.

Al terminar de hablar sin poder luchar contra sus sentimientos desplomo su cabeza en mi hombro mojando mi kimono con lagrimas, acerque mi mano para acariciar su cabeza, suspire y cuando pareció calmarse, me aparte.

Moneda de Doble Cara - Scaramouche x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora