¡Extra

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Habían pasado dos semanas desde el emotivo reencuentro en la escuela, y en ese lapso, Jimin y Jungkook disfrutaron de un sinfín de citas, encontrándose cada día como si descubrieran algo nuevo el uno en el otro. La complicidad crecía, y el amor que florecía entre ellos se volvía más evidente con cada día que pasaba.

En esta ocasión, decidieron pasar el día en el lago, siguiendo la sugerencia de Jimin. El clima era perfecto, con un cielo magnífico que reflejaba la dulzura de su amor. Era un día especial para Jungkook, pues planeaba hacerle una pregunta importante a Jimin cuando llegara el atardecer: quería pedirle que fuera su novio y para sellar el pacto, le había comprado una pulsera especial.

— Jungkook, mira eso —exclamó Jimin con alegría—. Una mamá pato y sus patitos.

— Qué lindo —respondió Jungkook, sintiendo mariposas en el estómago.

Jimin notó la ansiedad de Jungkook y, curioso, decidió preguntar.

— ¿Estás bien, Kookie? Pareces nervioso.

Jungkook tomó una profunda respiración, preparándose para su plan, pero antes de que pudiera decir una palabra, Jimin se acercó demasiado al borde del lago y, sin darse cuenta, terminó cayéndose al agua con un chapuzón.

— ¡Jimin! —exclamó Jungkook, olvidando momentáneamente su nerviosismo y corriendo hacia el lago—. ¿Estás bien?

Jimin salió riendo del agua, empapado pero feliz.

— ¡Fue un pequeño accidente! ¡Estoy bien! —rió mientras salpicaba agua hacia Jungkook.

No pudo evitar reírse también, contagiado por la risa de Jimin.

— Parece que mi plan perfecto se fue al agua, literalmente —bromeó Jungkook, mostrando la pulsera que aún tenía guardada.

Jimin miró la pulsera y luego a Jungkook con una sonrisa radiante.

— ¿Porque tienes una pulsera?— preguntó ansioso por la respuesta.

— Porque pensaba en confesarme a un bello chico— se acercó más a Jimin—. Estuve practicando toda la noche para poder preguntarle lo que más anhelo.

— ¿Qué le ibas a preguntar?— acercó más su rostro.

— ¿Puedo ser tú novio?— le susurro.

Jimin sin poder contener la emoción se aventó a él, abrazándolo con tanta alegría que terminaron nuevamente en el agua.

— Si, si quiero ser tú novio— se alejo un poco, observando la sonrisa de conejo—. Te amo mucho, Kookie.

— Te amo— se acercó a besar esos lindos labios—. Te amo mucho mi bello sueño— decía entre besos—. No salió mi plan a la perfección pero estoy tan feliz.

— Bueno, no necesitamos planes perfectos para ser felices, ¿verdad? Además, siempre podemos intentarlo de nuevo.

Los dos rieron juntos, divirtiéndose en el agua y compartiendo la magia de un momento inesperado que, de alguna manera, se volvía más especial que cualquier plan cuidadosamente elaborado.

Los dos rieron juntos, divirtiéndose en el agua y compartiendo la magia de un momento inesperado que, de alguna manera, se volvía más especial que cualquier plan cuidadosamente elaborado

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Si no te encuentro ᵃᵘ ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora