Capitulo 5

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Sentí que alguien golpeaba mi puerta, con dificultad me levanté de la cama y abrí, solo para ver a Matías parado ahí con su cara de salame;

—Valen, yo...— pero no lo dejé terminar, le cerré la puerta en la cara, no tenía la energía para escuchar las estupideces que fuera a decir

—¡Valentina, abri la puerta!— gritó —¡Valentina, vamos, si me abris te llevo a dónde quieras!— lo pensé por un momento antes de abrir la puerta, no podía perder la oportunidad de conocer esta hermosa ciudad, por más enojada que esté con el

—Llevame a un museo— dije abriendo la puerta otra vez

—A el que vos quieras, pero no te enojes, si?

—Mmm, primero llevame y ya veré—

A Matías lo podía perdonar mil y un veces, siempre iba a ser mi hermano, el único hombre que puedo amar y que me va a amar devuelta pase lo que pase, a quien no podía perdonar era al hijo de mil de Enzo, primero pretendiendo que no me conocía, y luego tratándome como una nena, lo odiaba, pero la idea de el me aceleraba el corazón. Los recuerdos de el pasado me hacían arder en llamas pero su comportamiento en el presente era como un baldaso de agua fría que me apagaba.

Blas y Juani insistieron en acompañarnos, no porque amaran los museos como yo, si no porque estaban artos de estar ahí todo el día (y porque Matías dijo que iba a comprar comida despues).

Pasé uno de los mejores días, tomé millones de fotos, todos los cuadros que vimos eran hermosos, quisas fue porque no habia ido a un museo en un tiempo pero lo sentí como si nunca hubiera visto arte tan hermoso antes, como si fuera la primera vez que entraba a un museo.

—No lo entiendo, ¿qué es tan importante?, es solo una pintura, no?, pero si a vos te gusta...— me habló Blas mientras admiraba una de las pinturas, casi no lo escuché, estaba tan consentrada en la pintura y en sacarle una buena foto para no olvidarla nunca, como habia hecho con las 200 pinturas anteriores.

—No es solo una pintura, cuenta una historia, no solo de los personajes en ella, te cuenta la historia de la persona que la creó— dije, intentando explicar mi punto de vista, aun que el seguia sin entender un pingo.

Comimos en un restaurante de sushi cerca de el museo, Matías sabia que esa era mi comida favorita, y que por sushi haria lo que fuera, incluso perdonarlo.

Cuando regresamos al hotel nos topamos con Enzo, que iba saliendo, Los chicos se pararon para saludar, yo pretendí que no estaba ahí y seguí caminando hacia la puerta de el hotel;

—¿Que pasó?, pensé que ya no estabas molesta— preguntó Matías, alcansandome

—Si, no estoy molesta, con VOS— dije casi gritandole en la cara —Yo no le debo nada a el—

—Valen, estas actuando como una nena—

—Ya vas a empezar Matías— le dí la espalda y me fuí directo hacia mi cuarto, no queria seguir peleando, ya estaba arta de todo.

Ya se me habia cagado todo el día, si, por una cosa pequeñisima, una boludes, pero igual, así era yo, hasta la cosa más minima me podia poner de malas.

Regresé a mi cama, a estar tirada como antes, solo podia pensar en el, por qué se comportaba así, por qué ahora me trataba como nena, si antes no me veía como una nena, o quizas todo estuvo en mi imaginación, y soy una idiota por creer que lo nuestro en Roma fue algo "romantico", mas solo fue un chico siendo amable con una nena; bue, creo que nunca voy a entender a los hombres y sus cosas


Gracias por leer <3


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Miss Americana and The Heartbreak Prince | 𝙀𝙣𝙯𝙤 𝙑𝙤𝙜𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora