Capítulo 1

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"Soñar no cuesta nada". Esta es una frase que sí o sí todos hemos escuchado en algún punto de nuestras vidas. Una frase que está hecha para aniquilar nuestras metas y dejarlas incrustadas en un material denso, que hace difícil su extracción. Así como el metal.


Dicho elemento, se debe mantener bajo altas temperaturas para lograr su consistencia blanda, aquella que es posible moldear a nuestro antojo para diversos fines. Para luego, ser depositado sobre una superficie fría,  en la cuál irá tomando la consistencia requerida (dura y firme) y posteriormente, se transformará en lo que tanto llamamos, metal.

Aquel proceso, es bastante similar a los sueños.

Porque los sueños son solo insignificantes deseos que no abandonan el lugar en donde se guardan los anhelos.

Es como si fuesen mariposas.

Aquellas, que vuelan y recorren mil lugares en busca de néctar de flores frescas con las que alimentarse.
Pero en un momento, todo lo que es felicidad para ellas en libertad, desaparece cuando una persona las encierra en un pequeño frasco de cristal.

Frasco que las atrapa y las apaga poco a poco. Hasta que luego de unos instantes, no queden más que cadáveres en su interior.

Es así como a pesar de nuestros intentos, los sueños desaparecen.

Desaparecen gracias a una razón...

El permitirnos introducir un pensamiento que es falso, pero que a su vez, parece tan real conforme nos lo vamos incrustando más y más profundo.

Aquel pensamiento solo es la palabra de un tercero. Aquel que nos inculca el miedo, para posteriormente, vernos fracasar.

Pero... ¿por qué soñar tiene que ser una respuesta ante a lo que realmente anhelamos tener? Acaso, ¿el querer cumplir o desear algo con todas nuestras fuerzas no es lo suficientemente necesario como para hacerlo realidad?

Nunca he hallado una respuesta para esta pregunta, y dudo mucho que algún día la encuentre. Porque mi vida se ha llenado de sueños transformados en solo eso, sueños.

Sueños que han quedado plasmados en lo más profundo de mi corazón. A sí mismo, también existen esos sueños que pasaron a ser pesadillas. Pesadillas que han acogido a una parte de mí y la han envuelto en terror y, posteriormente en pánico.

Pero mi vida es así...

Mi vida es un tanto dulce y amarga a la vez.

Pero me he acostumbrado, y he aprendido a vivir con ello. Porque al final, todos tenemos una dualidad que mantenemos escondida y protegida. La misma que nos construye y transforma, pero que, a la vez, nos destruye.

Y bueno... así soy yo.

Una chica que se encuentra frente a una densa neblina, perdida entre caminos cuyo destino es desconocido.

Que busca respuestas entre una multitud.

Y que acepta su vida agridulce, pero que de todas formas desearía que todo fuese diferente...

Entre Nubes y AnhelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora