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Tres días.
Tres días habían pasado desde que la verdad había salido a la luz para Hyunjin y el sentía morir por dentro, tenia muchas emociones acumuladas.
El alfa sentía mucha ira, rencor, tristeza, pues Felix abandonó cuando por fin estaban empezando a cumplir sus sueños, y ahora descubría que el omega había tenido un hijo con el.
¿Cómo no se había enterado antes? ¿Acaso Felix iba a mantenerlo en secreto toda su vida?
De por si 6 años era mucho tiempo, se había perdido 6 años de vida de su cachorro.
¿Alguna ve iba a perdonar a Felix? No lo sabia todavía.
Tampoco sabia que iba a hacer, pues se la había pasado encerrado en su habitación la mayoría del tiempo, llorando, pensando e intentando encontrar una forma de sobrellevar todo. Jeongin todavía no estaba enterado, y eso lo mataba por dentro, pues sería una noticia fuerte para el omega. Probablemente su matrimonio se iría al carajo después de eso...
Pero en el fondo, Hyunjin no sabía porque le aliviaba eso, la idea de que las cosas con Jeongin terminaran. ¿Amaba a Jeongin? Si, lo hacia, pero no era el tipo de amor que solía tener con Felix. Su relación con Jeongin era estable, ambos estaban enfocados en sus labores y se apoyaban mutuamente, pero aún así sentía que algo faltaba, que algo no encajaba del todo.
Después de todo su padre había sido el que había organizado su matrimonio con Jeongin en cuanto se enteró de lo que Lee Felix le había hecho a su preciado hijo.
Tras haber sido dejado por Felix, Hyunjin lo buscó desesperadamente ese dia, lo llamó cientos de veces, lo buscó en lugares aledaños, pero nada, no había rastros de su omega por ningún lado.
Después de eso, entró en una grave depresión, pues el rechazo de una pareja predestinada es algo supremamente doloroso y difícil de superar. Estuvo al punto del suicidio y de no ser porque Minho llegó a tiempo para ayudarlo, el no estaría en la tierra desde hace mucho tiempo.
Su padre se enteró rápidamente de la situación y le ordenó a Hyunjin que regresara a Corea, sin importarle sus estudios o sueños, Hyunjin tuvo que obedecer, así que dos días después, estaba bajándose del avión en Seúl, siendo recibido por su padre y la no tan agradable noticia de que ahora estaba comprometido con el omega de la poderosa y reconocida familia Yang.
Desde ese entonces su vida tomó un giro 180°.
Sus estudios, sus sueños, sus pasiones, todo había quedado prácticamente destruido.
Su corazón había quedado lo suficientemente roto como para ser capaz de tomar un pincel en sus manos y crear la magia que solía plasmar en sus lienzos.
La pintura, que alguna vez fue su refugio, ahora le recordaba el amor perdido y los sueños desgarrados.
Así que tras casarse con Jeongin, quien estaba bastante comprometido con el mundo de la moda y el modelaje, decidió intentar aprovechar su físico y aprender a modelar, cosa en la que empezó a irle bastante bien, siendo contratado por múltiples marcas posicionadas en el mercado gracias a los contactos de Jeongin.
