2. new neighbor

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CAPÍTULO DOS:
el vecino nuevo

🪐

omnisciente

La morocha se limpió el puñal de lágrimas que mojaron sus cachetes -todavia dentro del baño de la facultad- mientras guardaba su uniforme en la mochila, vistió su ropa casual de siempre en el momento en que reviso el chat que comparte con sus amigas y le aviso a delfi que estaría en la entrada aguardando por ella para ir juntas a la parada de colectivos.

Se enjuagó el rostro en el lavamanos inspirando una gran bocanada de aire, una vez calmada por fin abandono el cubículo y se dirigió al punto de encuentro, allí afuera la rubia despotrica en contra de la materia que ambas reprobaron, una bardeando a los profesores de la mesa y la otra escuchando distraía mientras caminaban a la parada.

El colectivo tardo poquito en llegar, ambas pagaron su boleto y el viaje rumbo a casa emprendió. Transcurría el mediodía, y Gisselle no podía estar más triste por no haber aprobado el final que tanto tiempo preparo, a su lado, Delfina también se sentía desganada pero su tristeza se envolvía en rabia y lo descargaba puteando.

─¿Re querés quedar a comer? ─pregunto Gisselle a su amiga.

─Oki, me quedo. ─asintio sorprendiendo a la morocha.

Delfina nunca quiere ir a su casa porque dice que vive muy lejos y le da paja visitarla, casi por eso siempre Gisselle es quien va de visita.

El trayecto fue por demás silencioso, el humor de Delfina mejoro pero Gigi todavía no levantaba el mood.

─Gi, voy al almacén a comprar una coca  y vuelvo.

Gisselle asintió a las palabras de la rubia sin tomarle demasiada importancia, se acercó al cordón de la vereda en dónde pegaba un poco de sombra y apoyo el culo un rato, disociando básicamente.

Le daba demasiada importancia a la universidad pues este es su último año de cursada, en teoría se tendría que recibir a fines de agosto -comienzos de septiembre- si todo sale acorde sus planes, se preparó durante semanas para el final y estaba confiada en que anatomía ya lo tenía en el bolsillo pero los profesores vinieron más forros que de costumbre y todo se desvirtuó, y eso que la morocha se la re banco en el oral, sin embargo, los de la cátedra no tenían planeado aprobar a los alumnos en esta mesa, sino la próxima cuando estén más estudiados y confiados.

La morocha contorneo la pulsera de hilo rojo que envolvía su muñeca sintiéndose un poco bajoneada por los sucesos anteriores.

Para colmo ahora tiene que volver a casa y contarle a sus viejos que desaprobó, y lo peor es que seguramente ellos la reciban con esos ojitos ilusionados en el rostro. Si bien los padres de la morocha jamás fueron exigentes con ella y mucho menos le dieron a entender que estaban decepcionados de la persona en la que se convirtió; Gisselle muy en el fondo está convencida de que este tipo de cosas defraudan el corazón de sus padres.

Gi suspiro agobiada, a veces tenía ganas de dejar la carrera y buscar algún laburo, uno como la gente. A decir verdad, de vez en cuando la morocha trabaja en un kiosco, y en la semana es niñera pero aún así no posee un sueldo bien remunerado, -por no decir que cobra una miseria-

En la vereda contraria; un Federico recién levantado estaba cerrando con llave la puerta de su edificio con prisa pues llegaba tarde a las instalaciones del club, llevaba consigo un bolso deportivo, lentes de sol y la indumentaria de argentinos jrs.

𝗱𝗲𝗹𝗶𝗰𝗮𝘁𝗲 » federico redondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora