capítulo 11: Héroes Unidos

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Al día siguiente de esa grata cena Madara despertó temprano debido a que tanto el como Kai sentían cierta impaciencia de continuar con su entrenamiento, tanto con su Sharingan Blanco como con los Sellos de Gravedad. Desayunó un té con uno de los brownies que quedaron de anoche, se vistió con un pantalón negro, una camiseta blanca sin mangas y unos zapatos deportivos, aun claro mandó un clon a la biblioteca a recoger el material de estudio para los exámenes venideros.

Salió de su departamento y se dirigió a las escaleras, ese día quería ir trotando con los Sellos de Gravedad activados. Mientras pasaba el camino a la planta baja el Uchiha no pudo evitar recordar a cierta dama rubia de cálida sonrisa, la misma con la que pasó una agradable velada la noche anterior.

Madara sonrió para sus adentros, cando tuviera la oportunidad le pediría tener otra cita. No entendía bien de donde venían sus pensamientos sobre Kara y su moderado deseo de querer verla, hasta ahora solo se había sentido así con Misa y eso fue hace mas de cien años, sin embargo no era algo que le molestara.

No le llevó mucho tiempo llegar a la planta baja, sin embargo antes de salir activó los Sellos de Gravedad, no a las trescientas veces como ayer, sino a un tercio de ese peso, iría subiendo gradualmente conforme mas avanzara en su calentamiento. Apenas salió de las escaleras se chocó con alguien.

-lo siento-dijo Madara rápidamente, alzó la vista y descubrió que se trataba de Clark.

El Kriptoniano estaba sorprendido, había sentido un buen golpe cuando Madara chocó con el, incluso lo había movido un poco, cosa que nunca antes había sucedido, al menos no con ningún humano común.

-no te preocupes, yo tampoco veía por donde iba-respondió con amabilidad mientras acomodaba sus lentes-buen día, Madara-saludó y ambos se dieron un apretón de manos-¿a donde vas tan temprano?

-a hacer ejercicio-respondió tras asegurarse de que los sellos estuvieran ocultos de la vista del Kryptoniano-me gusta aprovechar las mañanas para entrenar y ratos libres para hacer algo de ejercicio.

-eso es genial-lo elogió Clark-bueno, me tengo que ir, Kara me está esperando, quedé con ella para ir a desayunar y créeme, cuando tiene hambre se pone de mal humor y eso es perjudicial...para nuestra salud-comentó con vierto nerviosismo-en fin, ¿quieres que le diga algo de tu parte?

-si, dile que me llame, quisiera invitarla a salir.

-¿por que no la llamas tu?

-no tengo su número-nada mas dijo esto Clark sacó de su bolsillo un bolígrafo y un pedazo de papel que le pasó, indicándole que escriba su teléfono allí-aquí tienes-dijo pasándole el papel luego de escribir.

-se lo entregaré cuando suba-prometió guardándolo en el bolsillo de su camisa-suerte con tu entrenamiento.

Ambos se despidieron, Clark entró al elevador y lo hizo subir hasta el piso de Kara. Madara salió del edificio y empezó a trotar hacia las montañas.

Llegar no le tomó demasiado tiempo, a pesar de que su peso se había aumentado cien veces, rápidamente se acostumbró así que subió el peso a 150 veces. Sin embargo llegó a la cima de la montaña sin problemas, listo para continuar el entrenamiento que dejó pendiente, no sin antes activar la barrera que no permitía que nadie lo viera ni escuchara.

Creo varios Clones de Sombras, ellos practicarían un Jutsu que había estado estudiando desde hace un tiempo y que nunca tuvo la oportunidad de usar, mientras que el Madara original se había puesto a practicar con su Mangekyo Sharingan Blanco y la ayuda de un Clon de Sombras.

Kai ponía mucha atención a lo que estaba haciendo su Jinchuriki. Madara concentró algo de Chakra en sus ojos, no lo suficiente para hacerlos pasar al siguiente nivel, solo lo suficiente para activar sus habilidades. El Clon estaba listo para recibir el ataque. Dos finas lágrimas de sangre bajaron del ojo derecho de Madara y cuando lo abrió el Clon delante de el fue envuelto en un violento fuego negro, que rápidamente fue absorbido por él.

La Redención De Un UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora