Part I.

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Val Pov's:

Sentía como el peso de toda una nación caía lentamente en mi espalda, y si era sincera, esperaba que lo hiciera y me aplastara por siempre. Con solo la idea de ser reina hacía que mi estómago se revolviera. Pero el sentimiento de emoción por hacerlo me ganaba aún más, todo lo que quería pero al mismo tiempo lo que más me aterra.

Val querida, por favor levántate. La voz de mi madre resonó del otro lado de mi puerta, restregué mis ojos por unos segundos hasta que decidí levantarme de mi cama. Me dirigí a mi baño para lavarme mi cara, escuché como la puerta de mi cuarto se abrió. — Buenos días princesa, vengo a ayudarla a vestirse. Leila, mi sirviente y amiga. Ella era mucho mayor que yo pero me conocía desde que tengo memoria, era la única a la que podía confiar para venir en mi cuarto así sin avisar. — Leila, te he dicho un millón de veces que me digas por mi nombre. No tienes que tener esos modales conmigo. Me miró seria. Solté una pequeña risa antes de que el
corset en mi cintura empezara a tallarse. — Buenos días a ti también. Respondí al regaño de su mirada, me quejé levemente al sentir la presión subiendo a mi pecho. No me gustaba para nada todo el procedimiento para ponerme un vestido, era ridículo lo mucho que tenía que hacer solo para salir de mi habitación. Al terminar puse en poco de maquillaje en mi rostro y finalmente salí de mi habitación con dirección al comedor.

Ya era hora de que salieras Val, sabes que no me gusta que dures mucho en la mañana. Rodeé mis ojos levemente al escuchar las quejas de mi madre, traté de no tomarle mucha importancia. Así era todos los días, quejas en la mañana, en la tarde y noche. — Padre, madre. Saludé rápidamente y me senté en mi lugar, ya el desayuno estaba servido. Como siempre, a la misma hora, llevé una de las fresas a mi boca. Naboo era uno de los únicos lugares donde la realeza seguía siendo algo importante, era tan estúpido. En un tiempo así ya no importaba, la guerra y los imperiales eran los que mandaban más que nadie. — Galaxia llamando a Val. Levanté mi mirada a mis padres quienes me miraban fijamente.

Esperaban a que dijeran algo, no había escuchado nada de lo que me habían dicho por los últimos 5 minutos, la verdad de un tiempo hacia acá ya había dejado de hacerlo. — Te decíamos que un Jedi Knight estará quedándose con nosotros por un tiempo, por tu seguridad más que todo. Esas palabras hicieron que me emocionara un poco, muchas veces venían Jedi's a visitarnos, mi favorito era Anakin. Anakin Skywalker, nos conocemos desde que éramos niños, Obi Wan lo había encontrado en Tatooine cuando era pequeño. Los cuales solían venir a menudo desde entonces, pero tenemos cierta manera en la que nos llevamos. La última vez que lo había visto habían sido unos años atrás cuando era Padawan de Obi Wan, la cual no había sido tan.. Emocionante como lo esperaba, se había convertido en un engreído, se creía mejor que los demás. Solo se quedó por unos días pero habían sido los peores de mi vida. — Y se puede saber por cuánto tiempo este Jedi se quedará aquí? Mis padres se miraron un poco nerviosos, me daba la impresión de que estaban ocultando algo pero no hacía que quisiera preguntar. Decidí ignorarlo y seguir comiendo mi desayuno hasta que mi madre decidió hablar. — Hasta cuando sea necesario, nosotros te haremos saber.

Sonreí levemente, por dentro me moría de curiosidad la razón de esas miradas.

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