Todavía no hay señal

18- Desglose... por fin.

Hubo unos días relajantes de rutina. No pasó nada interesante (toco madera, estos ponis están locos). Durante una semana hice más o menos lo mismo. Me levantaba cuando el sol hacía lo suyo, luego desayunaba con Purplesmart y el pequeño lagarto, tenía alguna interacción con ellos, el poni morado preguntaba, o intentaba hacer algunas preguntas y luego me quedaba solo para estudiar el idioma. Después de comer salí a dar un paseo. Últimamente estaba teniendo algo de libertad en eso, y necesitaba hacer algo de ejercicio y un poco de aire fresco. Los lugareños empezaban a acostumbrarse a mí, ya no entraban en pánico, algunos incluso me agitaban una pezuña.

Ahora podía decirles "hola" y algunas palabras básicas, algunos de ellos respondían y, hasta cierto punto, intercambiaban un par de frases, pero nada demasiado notable o interesante, ya que la mayoría de las veces tenía que adivinar lo que me decían y luego la incomodidad solía matar la conversación. Después de eso, volvía al castillo y luego a la casa de Smiley para mis clases diarias.

La disposición de las lecciones fue la misma que la primera que recibí. Iba a su casa, luego me llevaba al aula adecuada, traía una silla y me enseñaba sobre algún tema. Estaba empezando a entender lo básico de su lenguaje, pero por ahora, solo unas pocas oraciones y algo de vocabulario básico que eran lo mínimo para sobrevivir. Preguntar por direcciones, decir dónde vivía, pedir ayuda, el nombre de los diferentes artículos que podía comprar en el mercado, cómo decir que tenía sed, hambre o me sentía enfermo, mercado, tienda, hospital, restaurante, etc.

A pesar de que esa era mi rutina diaria, estaba teniendo una sensación muy extraña, era similar a esa presión creciente que tienes cuando procrastinas un tema importante, pero no estaba segura de qué era, y el miedo irracional que tenía día tras día aumentaba lenta pero constantemente. Con el fin de tratar de silenciar o ahogar esa extraña sensación, decidí que también debía ocuparme de otra cosa en mi tiempo libre, algo fácil y familiar en lo que poner mi mente.

Comencé una pequeña búsqueda para encontrar una buena tinta para poner en mi pluma estilográfica. Como me encantaban esas cosas, tener otro gadget de casa listo y funcionando sería muy reconfortante. ¡Y útil también! Se acabaron los tinteros abiertos y mojar la punta de la pluma de vez en cuando mientras tomaba notas, se acabaron los lápices tontos, quería que mi viejo y fiel bolígrafo volviera a funcionar.

Pasé por la biblioteca y algunas oficinas. Revisé la habitación de Smartylock (con su permiso y supervisión) y la habitación de Purplesmart (Dios mío, eso fue incómodo). Tomé un pedazo de papel y una pluma, y luego probé todos los tinteros que pude encontrar y procedí a verificar si las tintas eran resistentes al agua. La mayoría de ellos lo eran, pero un par de ellos no lo eran.

Si se pudieran lavar con agua, probablemente podría lavarlos fuera del corral para mantenerlo. No era la forma más científica de saber si podía usar la tinta, y había muchos factores, pero era lo suficientemente buena. Después de todo, estos ponis usaban plumas, por lo que encontrar una tinta formulada específicamente para una pluma estilográfica era imposible.

Tanto Purplesmart como Smartylocks estaban ocupados leyendo o estudiando, y el pequeño lagarto me vigiló durante todo el proceso. Iba a regresar a mi habitación para probar mi bolígrafo recién llenado cuando algo me llamó la atención en la biblioteca.

Un globo terráqueo.

De repente sentí la necesidad de inspeccionarlo y una idea vino a mi mente. ¡Podría señalar mi hogar en el mundo y preguntar por direcciones!

Caminé emocionado hacia el objeto y comencé a girarlo. Era una cosa de aspecto medieval, probablemente hecha a mano y los mapas eran realmente toscos, prácticamente imposibles de reconocer. Después de unos minutos de inspección, comencé a sentir el miedo creciente dentro de mí nuevamente a medida que la idea de preguntar dónde estaba se desvanecía lentamente. ¡Todo estaba mal! No podía reconocer lo más básico, ¡era como si un niño hubiera puesto un poco de basura en un globo terráqueo!