Pongo x tu (male reader)

●○Cap 4●○

Narra escritora

Cuando Anita y Roger sacaron a los tres dalmatas adultos al parque.
Pongo empezaba a ladrar con la esperanza de que alguien  conteste.

Perdita: No hay nadie en las calles -se acerca a Pongo que seguía intentando-

Pongo: Pero debemos insistir Perdi -dice mirandola para volver a ladrar-

Dean miraba todo esto muy desanimado y triste el robo de sus hijos lo tenía muy mal.
En eso empiezan a esuchar un ladrido y Dean se acerca a Pongo para levantar una oreja intentando descifrar lo que decía.

Pongo: Cariño estamos de suerte -dijo mirando a su pareja- es el grand danés -Pongo volvía a ladrar pero enseguida fue tiroteado de la correa por Roger-

Roger: Pongo quieto amigo vas a despertar a todos los vecinos -Pongo no hacia caso y volvía a ladrar- Pongo vamonos ahora

Roger empezaba a tironear pero Pongo luchaba por seguir ladrando.
Dean al ver esto se pone a ladrar también y Perdita se pone al frente de Anita para que no avance.

Anita: Dean, Perdi ¿que hacen? -dice al ver lo raro que actuaban los tres dalmatas-

Pongo seguía ladrando junto con Dean.
Del otro lado se hallaba un gran danés captando el mensaje y respondiendo.
De la casa sale un pequeño perrito al escuchar el alboroto.

X: ¿Que pasa Danés? -dice saltando de manera activa- ¿Quien esta en el telégrafo?

Danés: Es Pongo y Dean -dice mitnadolo para prestar atención a los ladridos- Es una llamada general

X: ¿De que se trata Danés? Dime Danés dime -dice saltando-

Danes: Espera chico espera -dice para seguir escuchando los ladridos- Vaya pues.... eso es muy serio -dice caminando para otro lado de la reja-

X: ¿Que es serio Danés? -dice corriendo hacia el Danés-

Danés: se han robado 15 cachorritos dalmatas -dice para caminar hacía unas rejas-

X: No... -dice sorprendido- ¿Ya avisaron a la policía?

Danes: Los humanos ya agotaron sus recursos ahora nos toca a los perros -dice para apoyarse en la reja y empezar a ladrar-

Al empezar a ladrar enseguida el ladrido fue recibido por un perro que también hizo correr el mensaje.
Se podía escuchar como de a poco empezó a moverse la noticia.
Incluso algunos de los dueños mandaban a callar a sus perros.
Algunos cachorros en las tiendas ladraban para los perros de las calles.
Enseguida por toda Londres se podía oír a los perros ladrar entre ellos los humanos que mandaban a callarlos.