Otros Infinitos.

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Un año después Hazel Grace Lancaster falleció, se fue de este mundo tan fácil como llego a él, había tenido algunas complicaciones en sus pulmones, pero nadie esperaba que fuera algo tan grave, en la fiesta de cumpleaños de la hermana de Gus, sentía los pulmones como siempre le han costado, pero fue empeorando en pocos minutos hasta que sin remedio Hazel colapso, su corazón no pudo seguir alimentado el oxígeno que no llegaba a sus pulmones, ni siquiera llego al hospital con vida, no pudo decir sus últimas palabras, no hubo un acto heroico antes de su muerte, no fue extraordinariamente feliz, no fue una "lucha grandiosa, valiente, inspiradora y memorable que todos recordarían", se fue igual que como una estrella se apaga poco a poco.

Lo último que pensó es: "Bueno, supongo que esto es todo, el cielo y las estrellas reclaman esté cuerpo muerto". Sin embargo eso no fue todo, despertó en un lugar, ese ALGO en lo que creía su amado Gus era medianamente cierto, sin sol ni luna, solo una luz blanca que iluminaba una especie de parada de trenes, un pasillo que no parecía tener fin, una voz que conocía bien la llamo por su nombre completo, "Hazel Grace Lancaster", su amado Gus la estaba esperando ahí, se abrazaron tan fuerte que no parecían querer soltarse, ninguno de los dos tenía el bicho que tanto daño les había hecho en la tierra, él tenía sus dos piernas, ella sus dos pulmones sanos, era imposible no fanfarronear de eso. Los dos estaban felices de volverse a ver, estar en ese lugar donde ya nada importaba, donde tus pensamientos no tenían peso, simplemente existían, sin mucho por hacer, ambos empezaron a caminar por el lugar sin saber a dónde iban.

—Estaba esperándote, algo me decía que no tardarías en llegar.

—¿Llegar a dónde? ¿Qué es este lugar, Gus?

—No lo sé, no veo llamas de fuego, pero tampoco veo acordeones y bebes volando en pañales.

—¿Será que podemos reencarnar?

—Si es así, me gustaría hacerlo en alguien con menos cáncer y me gustaría conocerte en esa nueva vida.

—Las estrellas no forman constelaciones de la misma forma dos veces, me gustó nuestro pequeño infinito.

—A mí también, Hazel Grace. No lo cambiaría por otra vida.

—Bien.

—Bien.

Ambos jóvenes se tomaron de la mano, sabían loque querían, no querían otra oportunidad para estar juntos, solo se dejaron llevar, se miraron a los ojos, sus cuerpos empezaron a desvanecerse poco a poco en forma de estrellas brillantes, se estaban convirtiendo en polvo de estrellas, de la misma estrella. Hazel dejó de sentir, no había emoción alguna que existiera en su alma, no más tristeza, no más miedo, no más alegría, solo paz. Se había convertido en una presencia omnipresente, el lugar pasó de ser una parada de trenes a ser un amplio espacio y no estaba sola, había muchos otros habitantes que iban y venían. El único espíritu que no se iba nunca era el que sostuvo su mano cuando dejaron ese plano, las palabras eran igual que los pensamientos, innecesarios. A veces volvían a la tierra, podían ver a los seres que tanto amaron en vida, los señores Lancaster, los señores Waters, sus amigos; Isaac, Kaitlyn, los veían sufrir, llorar, reír, alegrarse, enfermarse, sorprenderse, aburrirse, soñar, vivir. Los extrañaban, pero ahora estaban en la eterna paz, en su pequeño infinito.

Bajo la Misma Estrella 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora