[6] - Encubrir

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El sonido de la puerta del bar abrirse llama mi atención, y puedo ver a Kaminari salir del lugar buscándonos precisamente a nosotros.

Yo por mi parte, mantengo mi cabeza en el hombro de Bakugo, y guardo la calma por el simple hecho de que sólo es Kaminari.

Para entonces, nuestras manos ya no están enlazadas, pues el tiempo transcurrido simplemente fue el suficiente como para que el héroe de don explosivo incluso me haya entregado la cajetilla sin siquiera tener que pedírsela.

—¿Y tú desde cuando fumas? —me cuestiona sorprendido el héroe al verme sostener la cajetilla y observarla en absoluto silencio, y yo sonrío por la evidente reacción que cualquiera habría tenido para con Bakugo si le hubiese visto fumar, pero claramente Denki no tiene el mismo tacto, y el sujeto me arrebata la cajetilla para simplemente lanzarla al piso y darle un par de pisotones. 

Katsuki Bakugo se cubre el rostro con una mano producto de la indignación, y yo me veo sorprendida por la brutalidad de mi amigo. 

Tampoco es que pueda pedirle mucho cuando ya lleva un par de cervezas circulando por su sangre.

Pero aún con eso, estoy dispuesta a ser el chivo expiatorio, y recibo un sermón nada alentador por parte del festejado que me lleva a rastras de regreso al bar. 

La mano de Katsuki esta vez es reemplazada por la de Denki, quien dice que me lleva a la pista de baile sólo para evitar que siga regañándome por decidir envenenar mi cuerpo, y yo volteo para mirar al rubio que dejo atrás, haciendo una mueca que lo dice todo:

"Te he tratado con amor" y "pude haberte regañado como él lo hace conmigo"

Le abandono entonces para retornar a la celebración de mi amigo, y Bakugo se mantiene apoyado en el capó de mi auto, siendo consciente de que el aire frío posiblemente le provoque una inminente neumonía. 

Me dejo envolver por el ambiente ruidoso, y pronto estoy en medio de la pista de baile como si fuese una verdadera adolescente.

Es lógico para mí saber que he conseguido renovar mi alma y mi espíritu al apegarme el suficiente tiempo al cuerpo de Bakugo, y me es indiferente ser expuesta al resto de mis amigos como una adicta a toda clase de drogas. 

—Y tú no ibas a decirle nada, Bakugo —reclama el protagonista de esta fiesta cuando el héroe de don explosivo reaparece luego de unos minutos, y el aludido calla y me mira entendiendo que he decidido no lanzarlo a él a los leones. 

—Ya no es una niña —dice sin mayor problema, y me quita la mirada para dirigirla a la chaqueta que toma con sus manos para comenzar a vestirla.

—Pues claro que no lo es —objeta Kaminari— Es una delicada y bella mujer que debe ser protegida —el drama siendo parte de su argumento— tu deber como héroe es protegerla, y no lo haces si la dejas morir lentamente.

Me río de forma burlesca, y capto la atención de Kirishima, y la misma mirada de Bakugo.

Sé entonces que el pelirrojo entiende lo que sucede, pues es obvio que su mejor amigo debe estar enterado incluso mejor que yo de lo que sucede con Dynamight.

—No seas melodramático, Denki —me defiendo mientras doy luces de que partiré a mi hogar al tomar mis cosas— sólo han sido... —abro la cajetilla que de todos modos he recogido del suelo para contar cuántos cigarrilos faltan— cinco... —observo indignada a Bakugo y él me esconde la mirada— sólo olvídalo, no volveré a fumar.

Me despido rápidamente, pero para cuando creo que he concluido este día, Katsuki Bakugo no tiene vergüenza en tomarme del brazo frente a nuestros amigos y pedirme que también lo lleve a él a casa.

Observo entonces al verdadero conductor designado, y Kirishima se lava las manos al levantarlas y contestar que él no se irá del bar hasta que Kaminari así lo decida.

—Me debes más de una. —respondo algo indignada por tener que desviarme de mi camino, y porque estoy salvando nuevamente el trasero del rubio.

Pero él sonríe de forma arrogante, y el malnacido se arregla la camisa y el cabello para despedirse únicamente de sus amigos levantando una mano, siendo lo suficientemente osado como para ubicar su maldita mano en mi cintura y guiarme de regreso a la salida del bar.



















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Unveiling love - Katsuki BakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora