[11] - Caminar

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Siendo pasadas las once de la noche, he perdido cualquier atisbo o miedo por el peligro que representa estar en las oscuras calles de la ciudad. Y es que cualquier sujeto con dos dedos de frente sería incapaz de atacar a una mujer a las afueras de la agencia donde trabaja el héroe Dynamight.

Aún con eso, veo venir hacia mí los mismísimos pasos de Katsuki Bakugo frunciendo el ceño en señal de indignación —o preocupación—, y prontamente su vista se dirige a mis manos tratando de comprender qué rayos hago aquí.

Yo por mi parte, le extiendo mi mano y le ofrezco uno de los dos vasos que cargo.

—Me quedaste debiendo un chocolate caliente.

Identifico entonces su genuino cambio de actitud, pues pareciera que la vergüenza le alcanza, y el hombre frente a mí intenta esconder su rostro en el cuello de su traje de héroe.

Creo que estoy en el cielo, pues la imagen del héroe que es un referente nacional de fortaleza, ahora no es más que un hombre sencillo que no sabe cómo reaccionar frente a un cumplido o una muestra de cariño.

—Estás loca. —son las palabras que recibo de él, quien siquiera antes de recibir lo que cargo en mi mano, dirige su atención al teléfono que saca de su pantalón y navega un par de segundos en él para luego mostrarme su pantalla— ¿Acaso creíste que lo olvidaría?

Lo que veo es sencillamente su aplicación de correo, y en él, la confirmación de una reserva a un restaurant conocido por sus postres dulces.

—Te iba a escribir al llegar a mi departamento —afirma mientras su mirada se desvía, pues evita mirarme a la cara y reacciona de forma tímida para recibir el vaso que aún sostengo en la mano, tomando al instamte un buen sorbo y comenzando a caminar con lentitud sin rumbo aparente.

Sigo entonces sus pasos, sonriendo al ser consciente de que el gesto de esperarle a la salida de su horario laboral ha conseguido el efecto que realmente esperaba, pues aún si su traje de héroe cubre la parte inferior de su rostro, las líneas de expresión alrededor de su mirada me dicen que el hombre a mi lado está feliz...

y la sensación de sentirme plena me invade.

—Tal vez hubieses preferido beber una cerveza al terminar tu jornada, pero entonces no hubiese tenido una excusa para estar aquí a las once de la noche —reconozco a estas alturas con sinceridad, pues creo que ya no vale la pena esconder mis intenciones.

Él tampoco se ha encargado de esconder las suyas.

—No lo vuelvas a hacer a esta jodida hora —me regaña aún si en su tono de voz no hay reto alguno, y yo me río en una actitud sinceramente feliz.

—Ok.

Caminamos entonces en un silencio cómodo, y nuestros cuerpos se acercan lo suficiente como para demostrar una complicidad única.

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La verdad es que no sabría decir cómo es que ha evolucionado mi relación con Katsuki Bakugo.

He seguido atentamente su crecimiento como persona únicamente como una fiel testigo.

Una admiradora más.

Siempre supe que el hombre que toma mi mano en medio de las desoladas calles llegaría lejos; tan lejos como él quisiera.

Le he visto llorar, y también reír.

He visto sus discusiones, y sus encubiertas y rebuscadas formas de motivar a otros a ir "más allá"...

...mucho más allá.

Creo entonces que me he enamorado de su pasión, y de su compromiso... ese mismo compromiso que me demuestra cuando no oculta su interés por conquistarme. A su manera.

Y es perfecto.

Caminando en medio de la oscuridad de la noche, me deleito en las cálidas luces que ofrecen los edificios por los que en múltiples ocasiones he transitado, y que nunca había reparado en lo especial que podrían ser para mí.

Mi cabeza se recarga en su hombro aún si no dejamos de caminar, y para cuando él ya se ha bebido su chocolate caliente y deposita su vaso y el mío en un basurero cercano, nos detenemos debajo de un farol únicamente para observar el rostro del otro.

Su mano no ha dejado de sostener la mía, pero ahora que su segunda se encuentra libre, no duda en deslizar las yemas de sus grandes dedos sobre mi pómulo.

Me acaricia alcanzando la parte superior trasera de mi oreja, y su profunda mirada carmesí comunica de manera certera su siguiente movimiento.

Yo también observo sus labios, y una sonrisa genuina se forma en su rostro cuando reconoce que el deseo de besarme es también recíproco.

Aún con eso, me atrevo a ir más allá, y mi mano deja de sostener la suya únicamente para dirigirse a la cremallera de su traje.

Noto su mano reclamar mi cintura mientras exhibo totalmente su rostro y su ancho cuello al bajar la cremallera, y me muerdo inconscientemente el labio inferior notando la tensión en mi cuello cuando él reclama mayor cercanía de mi rostro al suyo al sostener mi nuca.

Y me besa.

Un gesto sonso que únicamente une nuestros labios, pero que no termina en el instante en que se aparta de mí, pues la distancia entre nuestras narices es casi nula.

Mi corazón late con fuerza, e intento llenar mis pulmones con el inexistente aire que existe entre nosotros.

Su pulgar sobre mi cintura me acaricia entonces, y siento que pierdo el control.

Finalmente, mis manos tiran los extremos de su traje hacia mí, y termino reclamando sus labios con aquella misma pasión y compromiso que deseo él también identifique en mí.

Todo lo demás, deja de tener importancia.


















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Unveiling love - Katsuki BakugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora