-Lamento-

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La noche pasaba y el frio aumentaba, lo que era una suave lluvia se convertía en tormenta, y lo que era una tormenta se convertía en una dulce nevada, blanca nieve cubriendo lentamente todas las calles, haciéndole honor al nombre del pueblo. Erika, a pesar del frio se encontraba bastante cómoda y durmiendo pacíficamente, y sin ninguna preocupación por levantarse temprano, ya que aquel día no había clases.

Por el otro lado, Tom estaba en la perfecta posición para no pasar frio en una noche así, cubierto por la tela de los guantes, Erika lo había dejado lo suficientemente cerca de ella para mantenerlo tibio pero lo suficientemente lejos para no aplastarlo, aunque aun así, inconscientemente Erika se había acercado demasiado a Tom mientras ella estaba dormida. 

Sorpresivamente eso ayudo a que Tom no se congelara en aquella noche, Erika estaba durmiendo con la boca dormida, exhalando todo aquel aire húmedo manteniendo tibio al liten. Y así siguieron, humana y liten durante el resto de la noche hasta que una gota de saliva cayo en la cara de Tom, levantándolo de una forma inesperada y un tanto asquerosa.

Desconcertado y aun un tanto dormido, Tom miro a su alrededor , encontrando una sola cosa, la gigantesca cara de Erika a solo escasos centímetros de el, mas precisamente, su boca. Con un toque de sorpresa y otro de curiosidad, Tom se movió lentamente de su pequeño saco de dormir y con un paso un tanto torpe se acerco aun mas a aquella cueva de carne, húmeda y de alguna forma mortal. Pero en aquel momento Tom no veía su boca como aquella maquina mortal que lo podía matar, en ese momento el liten solo se podía concentrar en la comodidad que le otorgaba su aliento, su respiración, cada vez que ella exhalaba el sentía un cierto alivio ante el frio.     

Tom vio sus labios, con los ojos entre cerrados y soltando un corto bostezo, dejo que todo su peso cayera sobre ellos haciendo reaccionar inconscientemente a su pequeña acción. Erika movió levemente sus labios, haciendo que Tom entre ligeramente a su boca. Sin realmente estar consiente, Tom no puso ningún tipo de resistencia, dejando que la mitad superior de su cuerpo entrara dentro de su boca, sintiendo mas que solo su leve aliento tibio y húmedo, ahora sentía la completa humedad y el calor que podía proporcionar Erika, Y debido al estado adormecido de Tom, realmente no sentía inconformidad alguna, ciertamente, el calor que sentía lo hacia sentir bien.

Erika logro empezó a mover a Tom dentro de su boca inconscientemente, llenando a Tom de saliva ayudándolo a despertar completamente. Con miedo y sin luz alguna, el liten entro en pánico al sentir la lengua de Erika sobre el, haciéndolo reaccionar aun mas agresivo intentando salir de forma desesperada, moviendo las piernas e intentando empujarse a si mismo afuera de la boca de Erika sin éxito alguno. 

Todo esto hizo que Erika se despertara, sintiendo algo extraño en su boca, esculpiéndolo al instante y con los ojos entre cerrados intento enfocar que era lo que tenia en la boca. Después de un corto tiempo logro ver lo que era en su boca, el liten de su amiga, Tom. Confundida y aun un tanto adormecida no pudo procesar lo que había pasado, lo único que pudo hacer fue soltar unas cortas palabras.

-Pero que carajo...- Con los ojos aun fijados en Tom, se acomodo ligeramente y tomo al pequeño liten de forma despreocupada y lo puso cara a cara con ella. -¿Que se supone que estabas haciendo...?-  Mirando a la giganta Tom no podía hacer nada, ni siquiera hablar. Temblando de miedo y sin posibilidad de escapar, trataba de ignorar la mirada de Erika, aunque era un poco difícil ya que era lo único que podía ver. 

-Responde enano, ¿Qué estabas haciendo?- Apretando al liten para intentar sacar una respuesta, Erika no media su fuerza en aquel momento y en lugar de solo apretarlo levemente para obligarlo a hablar, empezó a hacerle daño. Tom solo podía soltar un par de gritos leves, sin realmente poder decir o hacer algo.

Erika ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba haciendo se levanto de su cama y camino hasta su escritorio donde aventó a Tom y lo dejo ligeramente anonadado. La humana soltó un suspiro y volvió a su cama para seguir descansando. 

Solo hablemos de grande a pequeñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora