9. 20 de Octubre, sábado: Surge la sospecha

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La nieve crujía bajo sus pies mientras caminaban hacia Hogsmeade, el día era lo bastante frío como para convertir el aliento de Harry en nubes y hacerle pensar en una mano cálida sobre la suya, donde ahora no había más que aire frío.

"¿Me estás escuchando?"

La voz de Blaise le devolvió al presente. El Slytherin lo había apresurado a salir del Salón a pesar de los planes de Harry de quedarse dentro estudiando o haciendo cualquier otra cosa, porque últimamente no le gustaban mucho los días fríos. Blaise suspiró cuando Harry no contestó.

"Decía que no deberías dejarte llevar así. ¿Ni siquiera te has cepillado el pelo esta mañana? Parece como si un duendecillo le hubiera hecho una fiesta".

"¿Acaso importa?" Harry hizo un intento poco entusiasta de alisárselo, consciente de que no cambiaría nada.

"¿Acaso importa?", repitió Blaise, antes de volver los ojos hacia el pueblo. "Me pregunto si eso es lo que estará pensando también Draco. Su pelo está bien, pero esos anillos negros no le hacen ningún favor, no con la tez que tiene."

Harry resistió el estúpido impulso de gritarle a Blaise que dejara en paz a Draco porque sabía que sólo hablaba por preocupación, aunque tuviera formas raras de demostrarlo. "Debe de estar empeorando, sea lo que sea lo que le molesta", dijo.

"Puede que no esté durmiendo bien", dijo Blaise.

Harry se quitó las gafas y se pasó una mano por la cara. Él mismo se sentía cansado ese día, ya que la noche anterior, una vez más, se había quedado despierto mirando el Mapa de los Merodeadores tratando de discernir a dónde había desaparecido Draco y con las manos vacías. Blaise y sus esfuerzos conjuntos no habían servido de nada, sabían tan poco como hacía un mes. Y cada día que pasaba, esa extraña sensación de inquietud que trepaba por la espalda de Harry se hacía más fuerte.

"Estoy preocupado por él", dijo Harry cuando el pueblo estuvo a la vista. Había muchos grupos de estudiantes deambulando de una tienda a otra, tan deprisa como la nieve les permitía, pero ninguno de ellos captó su interés. "Ha pasado un mes y no tenemos nada".

"Después de hoy, no". La voz de Blaise era optimista. "Recuerda que los Slytherin somos, además de extremadamente guapos, ingeniosos y astutos".

"Y molestos".

"Cuando no puedes obtener información directamente de la fuente, acudes a la siguiente mejor opción; el círculo más cercano", Blaise lanzó una mirada a Harry. "Que solías ser tú".

Harry le dedicó una sonrisa irónica.

"Y tú".

"El león enseña los colmillos". Blaise se rió. "Sí. Pero como Draco ha decidido que hoy en día no merece la pena conservar nuestra compañía, tenemos que hablar con los que prevalecieron. Es bastante apropiado, si me preguntas, que sean ellos dos".

Harry frunció el ceño. "¿Esos dos?" Sólo esperaba que Blaise no estuviera hablando de Pansy o Nott, ya que la primera aún le lanzaba miradas asesinas de vez en cuando y el segundo era un gilipollas.

"Los expertos originales, por supuesto", dijo Blaise cuando llegaron a las Tres Escobas antes de empujar las puertas con un elegante movimiento.

Las Tres Escobas estaba tan abarrotado como de costumbre, lleno de gente que deseaba escapar del frío y tomar algo caliente, pero aun así era fácil fijarse en las dos figuras robustas y familiares que estaban sentadas una al lado de la otra, casi chocando las cabezas mientras miraban una baraja de cartas extendida sobre una mesa.

Crabbe levantó la vista cuando se acercaron. "¿Qué hace aquí?", preguntó, moviendo la cabeza hacia Harry. "Draco no está aquí".

"Contaba con eso", dijo Blaise, haciendo un gesto a Harry para que se sentara. Harry tomó asiento frente a Goyle, que se limitó a ofrecerle una inclinación de cabeza y volvió a leer el reverso de una carta. El mago del lado opuesto a Harry tenía una larga barba blanca, una hilera de letras debajo de él lo presentaban como Merlín.

Donde Harry y Draco atraviesan una mala racha y todo es culpa de NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora