Llegué a mi primera clase de yoga, al saber que estaba pasando por un cuadro depresivo causado por una relación tóxica. Los días en la universidad no me hacían sentido y solo tenía ganas de llorar. También, me aislé mucho. Pero, con el apoyo de mis papás, fue todo fluyendo para centrarme en mí; en mi bienestar emocional y mental. La verdad, todo esto era nuevo para mí, tenía terapia psicológica semanalmente.
Un día, sentí el llamado de ir a yoga (era mi intuición hablándome). Busqué, encontré y asistí a mi primera clase de yoga sin saber nada...solamente sabía que se hacían posturas y que eso haría que mi salud mejoraría de manera integral. La profe era Gaby, enseñaba Hatha yoga. Me enamoré de todo. Del espacio, las luces,de su manera de enseñar, de las sensaciones que producía en mi cuerpo todo esto y cómo éste, lo pedía más y más. Iba 2 veces por semana y habían días en que tenía clases personalizadas, los demás no iban y yo nunca faltaba.
Así fue por casi 3 meses. Hasta que el estallido social se hizo presente en Chile en Octubre 18. Las clases se suspendieron. Tocaba hacer en casa todo aprendido en clases. Yoga, pranayamas y meditación no se podían ir de mí tan facilmente.
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El yoga te busca
SpiritualAquí cuento cómo y cuándo llega (nuevamente) yoga a mi vida. Esta vez, para facilitar un duelo.