▪︎ FOURTEEN

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Dios de la fraternidad

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Dios de la fraternidad

Hela se quedó mirando al joven rubio de piel morena. Cerró la puerta y soltó su bolsa en el escritorio.

—¿Apolo? —levantó una ceja.

—Ese soy yo —sonrió—. Tenía muchas ganas de conocerte, hija de Hades. Hera está bastante ocupada con el Equinoccio de Otoño y me ha pedido a mí que venga.

Apolo se paseó por la habitación toqueteando lápices del escritorio y collares del joyero de la chica mientras hacía mueca.

—¿Pediros que vengáis? ¿Por qué?

—Bueno, pues para asegurarnos que estás bien, ¿no? —dijo obvio—. Eres parte de la familia; tenemos que echarte un ojo.

—¿Hera no os lo ha dicho? —Apolo la miró—. Mi padre no es Hades. Soy hija de Maléfica.

Apolo soltó una risita.

—Sí, me lo dijo —giró sobre sus tobillos para estar cara a cara con ella—. Puedes hablarme de tú.

—De acuerdo —asintió algo cortada.

—Bueno, cuéntame algo —se sentó en la cama.

—¿Qué quieres que te cuente?

—Ese drama que tienes con tu hermana.

Hela cambió su expresión.

—¿Qué pasa, corazón? —preguntó Apolo.

Hela se sentó junto a Apolo. Le contó su conversación en la que Mal le dejaba claro que iba a cumplir su misión y que no se metiera en su camino, pues no descartaría eliminar cualquier obstáculo.

Apolo la miraba con atención, comentando y preguntando. Era un dios atento.

Él abrazó a Hela con ternura.

—Definitivamente he llegado en el mejor momento; estás hecha un lío —acarició su cabello—. No puedes dejar que Mal arruine tu vida. ¡Has luchado mucho!

—¿Y qué hago?

—Pues díselo a Ben. Tienes que recopilar pruebas, corazón. ¡Oh, me estás recordando a una canción!

Hela sonrió.

—¿A todos los dioses os gusta la música?

|| Always || Carlos de Vil [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora