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La noches calientes de verano

A mediados de Julio

Cuando tú y yo éramos siempre rebeldes 

Los días locos y las luces de la ciudad

La forma en la que jugabas conmigo como si fuéramos niños

...

En ese atardecer mágico en el teatro de Tokio, sus ojos se encontraron con la figura femenina que se erguía frente a él con una elegancia hipnotizante. Había considerado anteriormente que su porte era extraordinario, pero esa tarde, la elegancia de la dama alcanzó su máximo esplendor.

El teatro, imponente y majestuoso, se alzaba como un coloso de las artes escénicas, un lugar donde cualquiera que tuviera el privilegio de presentarse debería sentir el palpitar acelerado del corazón resonando en su garganta. Sin embargo, ella parecía estar en perfecta armonía con el entorno, como si el teatro y ella compartieran una complicidad secreta.
Su presencia en ese escenario magnífico no le generaba inquietud; más bien, emanaba una seguridad y comodidad que lo dejaba perplejo.

En ese instante, comprendió las palabras de Satoru, quien siempre insistía en que Rin se desenvolvía con naturalidad en el mundo de los no hechiceros.
La elegancia que desplegaba y su habilidad para habitar incluso los lugares más imponentes se revelaban como una parte esencial de su ser.

Un sentimiento de arrepentimiento le embargó por no haber compartido antes este entorno con ella, por no haber experimentado juntos la magia que emanaba de aquel teatro y la presencia de ella que, de alguna manera, transformaba cada rincón en un escenario propio.

En el escenario iluminado por la cálida luz de los reflectores, Rin pronunció con voz segura el nombre de su novio

"Suguru", resonó en el teatro, una invitación que traía consigo un sinfín de emociones.

Las palabras que fluían de los labios de Rin eran como un susurro lleno de significado, una confesión pública que iba más allá de la mera expresión de sentimientos —Desde que te conozco, eres la persona que llena mi corazón— dió una sonrisa hacia la única persona que se encontraba en los asientos de espectador —Primero fuiste mi amigo, después ocupaste el lugar de mi amante, y espero pronto puedas ser mi todo— Cada palabra resonaba en la sala, cargada de un amor que parecía rebasar los límites del escenario.

¿Qué estaba sucediendo exactamente?

Desde que Rin y Suguru se convirtieron en pareja, Rin sentía la necesidad de demostrarle su amor de una manera grandiosa.

Recordó las palabras que alguna vez expresó cuando ingresó a estudiar con los no hechiceros: "Si llego a sentir tanto amor por alguien, quiero dedicarle una canción en específico".

La elección no pudo ser más perfecta: "Young & Beautiful" de Lana del Rey, una composición con una belleza instrumental que resonaba en los corazones de quienes la escuchaban.

Aquella noche, Rin decidió regalarle a Suguru la interpretación de esta canción, con la colaboración de sus amigos de la orquesta. El teatro se llenó con la armonía de la melodía, creando un ambiente mágico que envolvía a la pareja y a todos los presentes en una atmósfera de amor y complicidad.

La peli azul comenzó a dirigir como estaba acostumbrada, el inicio de la melodía siempre le sacaba escalofríos y está vez no era la excepción

Con cada movimiento de su mano, Rin dirigía con destreza a la orquesta, sumergiéndose en la melodía que ella misma había elegido con tanto cuidado. Su guía era suave cuando la música era dulce, pero no dudaba en desatar su lado salvaje cuando la canción lo requería. Cada nota era una expresión de su amor, cada acorde resonaba con la intensidad de sus emociones.

Still With You -Suguru GetoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora