Haechan se sentía algo acalorado a pesar de que ya casi llegaba la época más helada del año.
—¿Pasa algo contigo, Chanie? —preguntó Chenle, quien estaba en el asiento junto al suyo.
—No sé. Tengo un poco de calor y mis piernas están algo débiles. ¿Crees que me voy a enfermar?
Chenle puso una de sus manos en la frente de su amigo y negó. —No tienes fiebre, pero si te sientes mal deberías regresar a casa. Te pasaré los apuntes más tarde y les diré a los chicos que no habrá ensayo.
—¿Estás seguro? Yo no quiero ser una molestia para la banda, menos cuando estamos a unos días de tener una presentación.
—No te preocupes, ahora mismo tu salud es lo más importante. Ve a casa, Chanie.
Haechan obedeció a su amigo y mientras salía de la facultad de música se encontró con Jeno y Yangyang que paseaban de la mano.
Jeno al darse cuenta de su mejor amigo, caminó hacia él.
—¿Pasó algo, Haechanie? Se supone que tus clases terminan más tarde.
—Me siento extraño. Chenle me dijo que no tenía fiebre, pero me pidió que regresara a casa.
Yangyang lo miró detenidamente. —¿No estás en celo?
—No. Mi celo es en dos semanas, está anotado en mi calendario y en el de Junnie.
—Ahora que lo mencionas, Renjun también regresó a casa porque se sentía mal. ¿Comieron algo en mal estado? —preguntó Jeno, acercándose a tocarle la frente—. Es verdad que no tienes fiebre. Entonces lo más seguro es que sea intoxicación. Deberías ir a la enfermería.
Los tres caminaron directo hacia esa parte de la universidad y se encontraron con un par de estudiantes de medicina.
—Lo siento chicos, tenemos una situación allá adentro. Es mejor que vayan a casa.
—¿Una situación?
Uno de los chicos asintió y apuntó hacia la puerta. —Tenemos un alfa presentando su RUT. Nos pidió que nos fuéramos, pero debemos informarle a nuestro profesor para que venga a ayudar.
Les hicieron una reverencia y comenzaron a caminar, hablando entre ellos. —¿Cómo se llamaba el chico?
—Huang Renjun. Dijo que está en la facultad de gastronomía.
Al oír ese nombre, Haechan trató de meterse a la enfermería, pero sus dos amigos lo detuvieron de inmediato.
—¡Renjun me necesita!
Jeno negó. —Es peligroso que entres ahí con Renjun en ese estado, espera a que vuelvan con un médico.
Fueron los cinco minutos más largos para el pobre Haechan que ya no sabía qué dedo morderse por estar tan nervioso. El profesor de medicina llevaba un barbijo y guantes de látex.
—Es mejor que el omega se aparte de esta área —Haechan no se movió de su lugar y el hombre solo entró a la enfermería.
El tiempo parecía estar en contra de Haechan porque cada segundo era una tortura.
Llegaron dos profesores más vestidos de la misma forma que el primero y el tiempo volvió a pasar lentamente.
El teléfono de Haechan comenzó a sonar y cuando lo vio, había un número desconocido.
—¿Diga?
—¿Eres el omega de Huang Renjun, estudiante de primer año en gastronomía?
Era el mismo profesor que le había dicho que se marchara.
