𝐌𝐀𝐓𝐄𝐎
Intentamos ver una película, pero no pude evitar reir al escuchar los ronquidos de Mía, no había pasado ni media hora desde que la película había iniciado.
Era tarde, pero agradecí el hecho de vivir tan cerca de ella, Mía podía volver mañana temprano a su casa, y ya de ahí irnos a la escuela. La conocía bien, sabía lo pesado que era su sueño, y lo difícil que era despertarla. La cargué en brazos y la llevé a mi pieza.
La tapé con la cobija para que no pasara frío, cuando dormía parecía demasiado inocente, parecía incapaz de matar a siquiera una mosca, pero ella no era así. Desde pequeña era todo lo contrario, tenía un carácter muy marcado, no se dejaba de nadie, eso era admirable.
Me acosté junto a ella, no tardó ni dos minutos en abrazarme, completamente dormida. Hice caricias en su cabello, mientras lentamente me quedaba dormido.
[...]
Me desperté porque los rayos de sol molestaban a mis ojos. Sentí un vacío en la cama, Mía no estaba. Miré mi celular que estaba en la mesita de noche, eran las 7:15, aún tenía tiempo para prepararme e ir a clase.
Me bañé rápido y salí del baño, estaba mi viejo abajo, ya había llegado de trabajar.
— No sabía que Mía y vos tenían algo.— dijo mi padre mientras yo entraba a la cocina.
— ¿Qué? Nada que ver, se quedó dormida.— dije mientras me preparaba un mate y me lo tomaba.
— No sé, traes a tantas minas siempre, que ya no sé cuál no es uno de tus garches.— dijo él, bromeando un poco.
— Nah, Mía es sólo como mi hermana pequeña, se quedó sólo porque era tarde y no quería despertarla.
— Bueno, andá a prepararte, se te va a hacer tarde.
Asentí y salí de la cocina tras terminarme el mate, subí a mi habitación y me alisté, bastante básico, pero fachero como siempre. Me puse mis zapatos y salí de casa, tras despedirme de mi viejo. Caminé hasta la puerta de la casa de Mía, me encontré con su madre saliendo, supuse que se iría a trabajar.
— Buenos días, Karina, ¿ya salió Mía?— dije dándole una sonrisa a la madre de Mía.
— La dejé en su pieza, no irá hoy a la escuela, está enferma. Tengo un poco de prisa, debo irme, buen día.
Asentí y con su permiso entré a la casa, en donde subí a la pieza de la morocha y toqué la puerta.
—¿Aún no te fuiste?— escuché su respuesta a través de la puerta.
— Soy Mateo, ¿puedo pasar?— le respondí.
Noté un silencio, supuse que no querría que entrara, pero cuando estaba a punto de irme, ella abrió la puerta, pude verla, estaba pálida, con unas ojeras marcadas y transpirando.
— No sabía que estabas tan enferma.— dije y toqué su frente.— estás hirviendo, acostate, pelotuda.
Bajé a la cocina, agarré una toalla y la humedecí con agua, para bajar su fiebre, subí y me senté en la cama, colocándole la toalla con delicadeza.
— Ya vas a ver que te vas a mejorar, sólo estarás así un rato, hasta que estes mejor, ¿ya tomaste algo para el dolor?— pregunté, me encantaba cuidarla.
— Sí, tomé algo hace rato, aún no me hace efecto.
Acaricié su cabello hasta que se quedó dormida, y cuando lo hizo, me quedé a su lado, viendo mi celular.
Entré a Whatsapp, en donde no entraba desde ayer en la noche. Respondí a todos hasta que llegué al chat de Giuliana, quien me había mandado una banda de mensajes.
Giuliana
Mateitoo, si queres, veni a mi casa hoy en la noche, tengo casa solaaa 😉
mateito?
eu,respondeme
que me ignoras?
dale, respondeme mateito 🥺
ash, ni respondas ya
porque no viniste a clase hoy?
coso, estuve ocupado
hoy no iré, estoy enfermo.
Respondí y salí del chat antes de que me respondiera, no tenía muchas ganas de hablar con ella, era un simple garche, no me parecía tan serio como para hablarle todo el tiempo.
Noté que Mía se despertaba, dejé mi celular en cualquier lado, y puse toda mi atención en ella, y en ver cómo estaba.
*ੈ✩‧₊˚༺☆༻*ੈ✩‧₊˚
HOOLAAA, ¿como estaaan?
ultimamente estoy super inspirada, es un poquito corto, pero hoy subiré varios, asi que, todo bien
palabras, medio cortito
aprovechando que es fin de semana, estoy castigada y no voy a salir, cuantos capitulos quieren que tenga el maraton?
pasen un buen diaa
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