𝐌𝐈𝐀
Ya han pasado algunos días desde la última vez que vi a Mateo, me encerré en mi pieza junto a mi llanto y de ahí no salí, tampoco quería hacerlo, acababa de perder al chico de mis sueños y de la peor forma.
Alguien tocó mi puerta, interrumpiendo mis pensamientos, supuse que sería mi vieja, por lo que solo dije un simple "adelante", con mi voz de zombie.
Cuando entró, me quedé de piedra, era la última persona que me esperaba ver, Pedro.
Cuando éramos pequeños, Mateo y yo peleábamos a cada rato, Pedro era nuestro "mediador", era quién nos hacía reconciliarnos.
— ¿Puedo sentarme?— dijo sentándose a los pies de mi cama.
— ¿Qué necesitas? No es muy frecuente verte por acá.
— Mateo me contó todo.— nunca antes había tenido tanto miedo de la verdad como ahora, temía a que todos supieran lo que sentía por aquel morocho.
— ¿Vienes a intentar mediar como siempre?
— No, esto es un tema de vos y de Mateo, solo vengo a aconsejar.
— Te escucho.— dije sentándome en la cama.
— Mateo es un pibe complicado, vos mejor que nadie lo sabes, sabes mejor que nadie que en momentos tan intensos como el de ayer, no piensa lo que dice, y siempre tiende a dañar.— dijo acariciando mi mano.
— Lo sé, pero odio tener que soportar que en momentos importantes que necesito hablar con claridad, me diga cosas como las que me dijo.
— No te voy a pedir que le perdones, porque sé que estuvo equivocado, pero escúchale, esta igual de mal que vos por la situación
Pedro me envolvió en un abrazo, me sentía segura con él, era como el padre que nunca tuve y lo amaba más de lo que se podía imaginar.
Poco después, se fue, era un hombre ocupado, pero tan sólo el detalle de que viniera, me sirvió de muchísimo.
Debía admitir que había estado evitando a Mateo en los últimos días, había intentado llamarme, le colgué, había tratado de hablarme por whatsapp, no le respondí, intentó hablar conmigo en la escuela, le ignoré.
Tal vez Pedro tenía razón, y debería escucharle, pero no era fácil despues de escuchar todo lo que dijo la última noche.
Mi vieja se había ido a trabajar, como casi siempre, estaba en el living, cantando canciones a todo volumen, amaba estar sola en casa y sentirme libre, era la mejor sensación.
Miré hacia atrás, sintiendo una mirada sobre mí. Era Mateo. Siempre le había encantado entrar en mi casa cada que quería para asustarme.
— No es momento de hacer bromas, Mateo.
— Dale, Mia, solo intento hablar con vos.
— Dale, te escucho.— dije y pude sentir la sorpresa en su rostro.
— Mira, no sé que me pasó, no sé que me pasa con vos. Con el resto de minas es fácil, tengo claro que no me interesan pero con vos es... No sé, ¿diferente? Estoy realmente confundido, pero lo único que tengo seguro es que lo que te dije no era lo que sentía realmente.
— ¿Qué sentís entonces?
— Bueno.— se quedó callado unos segundos.— Cuando estoy con vos me siento seguro, protegido. Cuando se trata de vos me vuelvo loco. Me volves loco.
Realmente esperaba cualquier respuesta menos esa, ¿posta le vuelvo loco?
— Después de lo que dijiste aquel día, no sé si puedo creerte esto.
— Lo sé, y te entiendo. Pero por favor, no te separes de mí, sin vos me siento igual de perdido que un nene sin sus papás. Vos sos la razón por la que me siento seguro.
No pude evitarlo, él era completamente mi debilidad, y él lo sabía perfectamente. Lo abracé y debo admitir que fue el abrazo más sincero que me dieron nunca. En sus brazos sentí la única fuerza que sabía que me salvaría, definitivamente, estaba enamorada.
— Mía.— dijo el morocho rompiendo el silencio.
— ¿Qué pasó?— respondí aún envuelta en sus brazos.
— Te quiero.
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HOLA HOLA HOLA HOLA
PERDON PERDON PERDON PERDON
se que tarde una banda en subir capitulo, pero estuve super ocupada y tenía un bloqueo, igual ya lo solucioné todo todo y volvemos con esta parejita hermosa.
ya tengo muchas cosas pensadas, pronto se pondrá muy interesante.
grscias por todo el apoyo que estoy recibiendo, los amo mucho.
pronto más y mejorr
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