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Terminé de alistarme y el timbre de mi puerta sonó, caminé para abrirla y del otro lado estaba mi mejor amigo Yoongi.
Me miró de pies a cabeza —te ves bien—
—Gracias, tú igual— examiné la ropa con la que vestía —traes puesto el suéter que te regalé—
Yoongi se miró a sí mismo y asintió —no lo había usado desde que me lo diste así que pensé que este era el momento—
Bajamos al último piso del edificio y subimos a su carro para ponerlo en marcha hacía aquel nuevo antro que Yoongi quería conocer.
—¿Qué hay de Astrid? ¿No quiso venir?— me pregunta Yoongi al volante.
—Dice que tiene unos asuntos con su familia que resolver— Yoongi asiente con la cabeza aún con la vista en la carretera —creo que se trata sobre su matrimonio arreglado, ya sabes, cosas de ricos—
—¿Se va a casar por un contrato?— me pregunta y yo asiento —se debe de sentir fatal casarse con alguien a quien no amas—
—Es cierto pero la mayoría de los casos terminan enamorándose así que al final no se siente tanto como un contrato—
—En eso tienes razón— Yoongi estaciona el auto cerca del lugar y ambos nos bajamos —antes de entrar tómame una foto— me pasa su celular y se coloca frente a una pared mientras yo enciendo la cámara.
—Uno, dos y tres..— tomo la foto y le doy su teléfono.
—Gracias, solo déjame publicarla—
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