Al llegar frente a la puerta del hotel Jungkook salió del auto y lo rodeó apresurado para abrirme la puerta con una sonrisa, salí y reí mientras le daba las llaves al empleado de estacionamiento para que se llevara el carro.
Al entrar a aquel lugar las tonalidades doradas inundaron mis ojos, se veía maravilloso y Jungkook no paraba de verme con una sonrisa —¿te gusta?— me pregunta y yo asiento aún mirando a mi alrededor.
Caminamos hasta la recepción donde le entregaron la llave de nuestra habitación, seguido de eso entramos al elevador donde Jungkook me ayudó a sostener el ramo y aproveché para tomar una foto.
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Salimos del elevador y llegamos a la puerta de nuestra habitación asignada, Jungkook la abrió cuidadosamente y se hizo a un lado dejándome pasar primero, un camino de pétalos de rosas y velas conducía por un pasillo hasta al fondo de la habitación.
Cuando me giré a verlo él ladeó su cabeza con una sonrisa en señal de que entrara y lo hice, entré siguiendo el camino mientras Jungkook me seguía por detrás y al llegar a la habitación me sorprendí por lo tan decorada que estaba.
—¿Tú hiciste todo esto?— le pregunté y él asintió como un niño pequeño —está hermoso, me encanta— volví a observar a mi alrededor, había globos, pétalos, velas y regalos por todas partes.
Estaba tan entretenida viendo la habitación que no me di cuenta cuando Jungkook se acerca a un reproductor de música y lo enciende —¿me concedería una pieza, bella dama?— sonreí asintiendo, él se acercó para tomar mi cintura y rodeé su cuello con mis brazos.
Empezamos a bailar al ritmo de la música sin despegar la vista del otro, podía ver los lindos ojos de Jungkook mucho más brillantes que de costumbre, nos mirábamos con mucho amor que no hacía falta decir alguna palabra, solo la música que inundaba la habitación.
Pegó su frente con la mía y ambos cerramos los ojos disfrutando aquel momento, fue entonces cuando la música terminó y se separó un poco para besarme en los labios —no tienes idea de lo mucho que te amo— finalmente habló —quiero que seas tú la mujer con la que pase el resto de mi vida, tú y nadie más— se separó de mí para tomar mi mano y llevarme hasta el balcón de la habitación.
En él se encontraba una mesa adornada con flores y velas sin olvidar mencionar los utensilios que parecían ser de la más alta calidad.
Jungkook tomó una silla y la jaló para que me sentara en ella, cuando lo hice rodeó la mesa para sentarse frente mío dispuestos para empezar a cenar.
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