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Era un domingo por la mañana, día de paz y tranquilidad para la casa de los Iwaizumi

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Era un domingo por la mañana, día de paz y tranquilidad para la casa de los Iwaizumi. Akari se levantó con frío, sabía cuál era la solución al problema.

"Sota", dijo buscando por el segundo piso hasta que escuchó algo caer en la cocina. Bajó corriendo para encontrarse con el castaño. "¿No tienes casa? Pensé que hoy sería el grandioso día de no tenerte aquí."

"Buenos días para ti también, pequeña Iwa-chan", dijo el chico de buen humor. "¿Acaso no recuerdas que tu hermano me invitó a quedarme a dormir?" Era el primer minuto del día y ya estaban teniendo su pelea de rutina.

"Cállate, no sabes lo poco que te soporto", dijo Akari yéndose de la cocina y tapándose con el gato subiendo las escaleras. "Ven para acá", dijo la chica antes de sostener al gato en brazos y volver a su habitación para retomar la siesta.

Pasaron algunas horas para que la chica volviera a la realidad; estaba exhausta, ¿por qué? Ni ella misma sabía con conciencia.

"Akari, despierta, estamos teniendo problemas con la cocina", era su hermano desde la puerta de su habitación. La castaña solo gruñó como respuesta. "Creo que se quebró algo", dijo nervioso levantando a la chica de golpe.

"Hajime, algún día entenderás lo valiosas que son las siestas para los estudiantes de primer año", dijo la chica saliendo de la habitación.

Bajó las escaleras para toparse con el almuerzo servido y el castaño sosteniendo a su gato en brazos.

"Sorpresa", dijo sujetando los brazos de Sota. "Vamos, Sota, dile a la gruñona de Akari 'sorpresa'."

"Son unos idiotas. ¿Qué les costaba despertarme de manera normal?", la chica se sostenía sobre el costado de la escalera.

"Lo intentamos, pero así pasaron 15 minutos", dijo su hermano yendo a la cocina.

"La idea original era que nos ayudaras a poner la mesa, pero supongo que tu sueño te ganó", dijo el castaño sentándose en la mesa y apuntándole su lugar a la chica que se encontraba justo al lado de él.

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"Pequeña Iwa-chan", dijo el chico mirándola con ojos de cachorro.

"Oikawa", dijo la chica analizándolo, "no lo haré, sigue participando", expresó, ignorándolo por completo.

"Akari, es un favor, te daré mi dignidad por ese almuerzo", el chico la seguía por toda la cocina.

"No tengo los ingredientes suficientes, aunque quisiera no puedo. ¿O quieres que deje a Hajime sin almuerzo?" La chica alzó la mirada.

"Vamos a la tienda", dijo el chico buscando ideas, "aún es temprano, estará abierto, yo pagaré todo", añadió yendo hacia la puerta de la cocina. "O me dirás que desperdiciarás esta oportunidad."

"Claro que no, vamos a la tienda", dijo la chica rápidamente.

"No me dejaste terminar", dijo el chico medio burlesco, "la oportunidad de ir conmigo a la tienda", antes de que acabara esa oración, Akari ya le había dado un golpe. "Pequeña Iwa-chan", se quejó.

"A veces te pasas de idiota, pero tu oferta es buena, así que iremos a la tienda", dijo la chica en la entrada de su casa, poniéndose los zapatos.

Camino a la tienda, todo fueron burlas tras burlas. Tal vez el castaño no sabía otra manera de comunicarse con Akari, pero al menos la chica se reía de vez en cuando.

"Cerrado", dijo la chica frente a la puerta de la tienda, "ahora, ¿qué haremos?", preguntó mirando al castaño, quien tenía la vista en su celular.

"Hay una tienda a unas cuadras. Si quieres, podemos ir", Akari lo pensó unos segundos hasta que asintió en señal de aprobación. "Entonces no perdamos el tiempo", dijo el chico antes de ponerse en marcha.

"¿Ves lo agradable que eres cuando no hablas?", Akari miró sonriente al chico, quien llevaba varios minutos callado.

"Lo hago porque voy viendo el GPS. Si no, vamos a terminar en otra ciudad", el chico le mostró cómo seguía las indicaciones. "Pero si te gusta escucharme hablar, lo haré por ti, pequeña Iwa-chan."

"Como quieras", dijo la chica mirando hacia otro lado.

"Déjame pensar", hizo una pausa, "¿hace cuánto adoptaste a Sota? Voy seguido a tu casa, pero lo empecé a notar hace poco."

"Hace algunos meses, no más de seis, y siempre estaba en mi cuarto. Lo escondía de ti."

"¿De mí?", dijo el chico riendo, "Akari, eres una mala persona. Ni siquiera Iwaizumi me dijo que había un gato en la casa", dijo el chico frunciendo el ceño.

"Acaso no recuerdas cuando dejaste que mi gato siamés se escapara por la ventana?", la chica lo miró mal.

El castaño analizó la situación unos segundos y luego estalló en carcajadas, "Akari, éramos niños y jamás lo hice con esa intención. Fue un accidente y te pedí disculpas muchas veces".

"Pues yo no recuerdo eso", la chica estaba actuando indiferente, "pero esa es la razón por la que Sota fue un secreto. Tal vez tenías una manía de perder gatos o algo así. No arriesgaría a Sota a pasar por eso".

"Bien, tienes razón, pero ahora soy más consciente de mis actos. No dejaré las ventanas abiertas ni nada por el estilo", dijo el chico extendiéndole su meñique, "yo, Toru, prometo no hacer pasar riesgos a Sota".

"Oikawa, eres un idiota", fue lo único que dijo tras ver la acción del chico.

"Vamos, Akari, será como un tratado de paz", el chico la miraba sonriente, tal vez estaba tratando de persuadirla, pero funcionó. Akari aceptó hacer la promesa con el meñique.

Siguieron caminando hasta que llegaron a un supermercado de considerable tamaño. Al entrar, se percataron de que el lugar estaba abarrotado de personas, cada una ocupada con sus propias compras y quehaceres.

"Pequeña Iwa-chan, ¿dónde iremos primero?" Oikawa hablaba mientras sacaba un carrito de la cola.

"Recuerdas que es la primera vez que vengo a este supermercado", respondió Akari, alzando ligeramente la ceja.

"Tienes razón, entonces daremos vueltas hasta que sepas qué hay en los pasillos de memoria".

La sonrisa que el chico esbozó hizo que Akari sintiera un palpitar diferente en su corazón. Nunca antes había percibido al castaño de esa manera, pero esa sonrisa lo hacía ver de una manera inusualmente encantadora. Un estremecimiento recorrió su piel, y se apresuró a disimular sus pensamientos.

"Primera vez que veo que tienes una buena idea", comentó Akari, arrebatándole el mando del carrito al castaño. Sin embargo, Oikawa la empujó a un lado con determinación. "Yo lo quiero llevar", insistió.

"Lo haré yo", respondió el chico avanzando decididamente, sin prestar atención a los quejidos de la chica.

"Lo haré yo", respondió el chico avanzando decididamente, sin prestar atención a los quejidos de la chica

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𝘐𝘧 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘦𝘳𝘦 𝘢 𝘭𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘰𝘭𝘥𝘦𝘳.. ! |𝘖𝘪𝘬𝘢𝘸𝘢 𝘛𝘰𝘰𝘳𝘶 ‹𝟹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora