El amor puede sentirse de diferentes formas, puede tener diferentes sabores. Para algunos es una sensación amarga, para otros es un sabor agridulce, ácido, salado, etc. ¿Que es el amor? No lo sé, fue hasta que te conocí que supe lo que era. Tú, la ú...
"En la rutina diaria, el reloj avanza, pero el paisaje apenas cambia, creando un constante déjà vu en la danza repetitiva de los días."
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¡Bib, bip, bip!
El sonido de la alarma, ese sonido que te indicaba que había comenzado un nuevo día. Levanté mi mano y la saqué fuera de la cama intentando ponerle fin a ese sonido agudo y penetrante que hacia todas las mañanas.
Empecé a abrir mis ojos despacio, se sentían pesados y las manchas rojas al rededor no ayudaban. Aún acostada en la cama empecé a estirar mis extremidades, pero inmediatamente sentí un dolor punzante que recorrió todo mi cuerpo... Lo había olvidado.
Lentamente me levanté y me quedé un momento sentada en la cama intentando procesar todo el desorden.
No hacer mucho ruido era lo más importante. Si se despertaba enojado su rabia sería dirigida hacia mi nuevamente. Intenté buscar mi teléfono para ver la hora, aún no era tarde así que en silencio empecé a levantarme de la cama y me dirigí al baño, pero no sin antes pasarme por el frente del espejo en mi habitación y ver los múltiples hematomas que tenía a lo largo de mis extremidades y esa gran marca en el abdomen, me daba asco.
Ingrese al baño, ahí lo primero que hice fue lavar mi cara, el agua que se escurría por mi rostro se tornaba roja, pero mi rostro estaba intacto, no tenía ni un rasguño —Que alivio—. Suspire. Empecé con toda mi rutina de aseo personal, ya en la ducha tuve mucho cuidado de no tocar con fuerza mis heridas, con cada toque y movimiento podía sentir como mi cuerpo se inundaba de dolor, incluso respirar se volvió una tarea difícil. Salí del baño, abrí el armario y tome mi uniforme que ya se notaba viejo y desgastado ¿Debería gastar en uno nuevo? La respuesta era clara. No, esa era la respuesta, si quería un uniforme nuevo tendría que esforzarme más, sin más me dispuse a vestirme.
Arregle mi mochila y lo más importante, un parche para tapar mi ojo.
Salí de la habitación con cuidado, revisando el pasillo y empezando a caminar con cuidado pasando por la habitación de él. La puerta de la habitación se encontraba entre abierta, los ojos se posaron en el increíble desorden dentro de esta, pero eso no era lo importante sino que dentro de la habitación no se encontraba nadie. El enorme alivio recorrio mi alma, agradecia a Dios que la habitación se encontrará vacía, eso quería decir que esa mañana el no se encontraba en casa.
Caminé más despreocupada por el pasillo llegando a la cocina. La cocina era el único lugar ordenado y el más tranquilo, mi lugar favorito. Abri el refrigerador, no había comida, solo estaba llena de botellas de alcohol como siempre. Rendida sali de la cocina, ya compraría un poco de comida en la cafetería de la escuela.
Me dirigí hacia la puerta, coloqué mis zapatos y me dispuse a salir del pequeño departamento. No estaba aliviada de haber salido de ahí, después de todo la escuela también era un infierno.