Limon y Menta

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- ! CORRE!

Un jovencito rubio con cara de susto patinaba esquivando los puestos de fruta como si el diablo lo persiguiera.
" Nooo yo soy inocente" " por favor que no me atrapen" rogaba Sanji dando un traspié y escondiéndose debajo de una camioneta estacionada.
El corazón le latió desbocado, cuando un par de vendedores pasó corriendo por allí.

Dio un suspiro de alivio que poco le duró, dos pares de brazos le sacaron con brusquedad debajo del auto y lo lanzaron al suelo.

- !Déjenme en paz!- gritó el rubio.
Eustass Kid el líder bully de la escuela le tenía fichado desde hace tiempo.

Varias semanas antes Sanji preparó un pastel para compartir con sus compañeros de escuela, tuvo tan mala suerte que tropezó y el pastel decoró con dulzura la cara de Kid aquella mañana lluviosa.
Muchos consideraron a Sanji un héroe trágico: desde ese dia el pelirrojo no dejaba de molestar, pinchar y torturarlo.

Hoy como todos los días, Kid se las arregló para seguirlo mientras compraba limones.
Se acercó y Sanji dió un respingo de susto.
Killer le agarró los brazos y Kid puso varios limones dentro de la mochila del rubio.
Cerró la bolsa con deliberada lentitud y le hizo una señal al Killer.

- ! Este chico esta robando frutas!- gritó con malicia.
Killer empujo al chico y al ver el movimiento brusco de Sanji, los vendedores no preguntaron y se abalanzaron tras el muchacho.

Sanji corrió por todo el mercado rogando que no lo atrapen. Pero sus ruegos terminaron con Kid a punto de darle una golpiza.
" No es justo" pensó Sanji enfadado, estaba harto de esa situación tan molesta.
Sus sentidos de auto preservación se activaron y le dió una patada justo en el nido de oro.
Kid dio un gemido y se llevo las manos a su parte baja intentando mitigar el dolor.

- Ma... ten...lo - jadeó Kid antes de caer de rodillas.
Sanji los esquivo y corrió calle abajo perseguido por cuatro de los matones de Kid.

Una motocicleta negra alta derrapó justo frente a él con un chirrido.

- !Sube!- Dijo el conductor a través de su casco.

Sin pensarlo Sanji saltó al asiento trasero y el joven apretó el acelerador.
Una sensación de euforia recorrió el cuerpo del rubio, algo temeroso rodeó la cintura del desconocido y  cerró los ojos.

La motocicleta paso por varias calles y se detuvo frente a una plazuela desierta.
Sanji soltó el agarre y bajó de la moto con cuidado.
El otro joven se quitó el casco y Sanji no pudo articular palabra... un par de hermosos ojos grises le miraban fijamente.
Sin darse cuenta examinó de pies a cabeza al extraño sujeto.
Él sin duda alguna era mayor que Sanji, un universitario tal vez, tenía el pelo negro revuelto y varios piercings en las orejas y una en la nariz.  Al quitarse los guantes notó varios tatuajes en sus dedos.
El sujeto era alto y no tan musculoso, al menos no podría verlo por la gabardina negra que llevaba puesta.

- Gra... gracias me salvaste- tartamudeó Sanji con la cara y las orejas rojas.
" ¿ por qué mi cara me arde?" pensó el rubio asustado.

El joven sonrió mostrando sus dientes perfectos.

- Te vi corriendo por el mercado, trabajo arriba en la enfermería... y  oí que robaste algunas cosas, digamos que me dio curiosidad.

-! Yo no robe nada! Bueno no voluntariamente ¿por qué me ayudaste? - preguntó Sanji al recordar las frutas que seguían en su mochila.

- Bueno no tienes cara de "ladrón" y algunos chicos estaban por acribillarte - dijo y  se puso a reír al ver la expresión desconcertada de  Sanji. - Bien entonces...¿ Que robaste?

Dulce de limón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora