— Estará bien, Yuuji. El médico dijo que no fue nada grave.— Geto acariciaba los lacios cabellos del peli rosa, tratando de calmar su llanto.
— Fue mi culpa... debí prestarle más atención.— hablo entre sollozos, sujetando sus prendas con fuerza.
El recuerdo no abandonaba su mente.
Al volver a la habitación y darse cuenta que Satoru ingirió todos los supresores, busco sacarlo de ahí a toda prisa, incluso si escucho palabras hirientes que el Leopardo se decía a sí mismo, se golpeo en la mejilla para reaccionar.
El estado del mayor empeoraba con cada minuto, sus palabras perdían sentido, la fiebre volvía y sus ojos iban cerrándose poco a poco, hasta caer inconsciente.
Asustado, Yuuji cargo con su cuerpo hasta el pasillo, era pesado, pero eso no lo detuvo. Agradecía infinitamente que Geto se encontrará cerca del lugar, pues éste, se aproximaba a la habitación para ver cómo iban las cosas y posiblemente llevarse a su amigo.
Al verlos ahí, corrió para ayudarle a sostener su cuerpo, atenderlo en la enfermería no sería suficiente, luego de escuchar lo que había sucedido, buscaron a Ijichi para ir al hospital.
— Eso no es verdad, él no estaba actuando racional cuando ocurrió, nadie lo sabría.— mencionó.— ¿Por qué no entras y te quedas con él hasta que despierte? Yo necesito hablar con Ijichi-san para pedirle que no llame a sus padres.— se alejó, dejando solo a Yuuji.
Con resignación, limpio sus mejillas, acomodo sus ropas e ingresó a la habitación, donde un adormilado Leopardo descansaba sobre la cama.
~ Yuuji.
Susurro, apenas lo vio cerca.
— Aquí estoy, Satoru.— respondió, con un tono bajo para no alarmarlo.
~ Lo lamento.
Mencionó, tomando su mano para evitar que se fuera.— ¿Por qué te disculpas?— correspondió al toque.— Soy yo quien debería hacerlo.— acarició sus cabellos.
~ Asuste a Yuuji.
Sus lágrimas estaban a punto de salir, cuando la mano del peli rosa bajo de su cabeza, hasta llegar a sus ojos, limpiando un poco.
— No llores, harás que me sienta mal.— beso su frente.— Por ahora descansa, más tarde podemos hablar.— pensaba alejarse para salir, cuando el chico se lo impidió.
— ¡Espera, no te vayas!— grito, levantándose de golpe.
— Oye, no hagas eso, es peligroso, vuelve a la cama.— desesperado, pidió.
Satoru obedeció de inmediato.
— De acuerdo, no me iré, pero no hagas eso de nuevo.— lo arropó.
Su corazón se aceleró por el miedo.
~ No quiero que Yuuji me odie.
— No lo haré... yo no podría odiar a Satoru.— sonreía.
En el interior, su pecho dolía por hablar de esa forma... estaba aterrado ante la idea de perderlo, alejarse y fingir que nada de eso ocurrió. No podía, no tenía el valor para renunciar a él.
~ Ya no quiero ser un Leopardo, es muy doloroso. No quiero que Yuuji se aleje de mi por culpa de mis problemas con el celo.
En ese momento había recordado su pasado, el momento en que buscaron emparejarlo con una hembra y que pasarán tiempo juntos. En varias ocasiones le mencionaron que la necesitaría cuando su período susceptible llegará.
Burlándose de ellos, Satoru creía que eran inventos suyos para obligarlo, pero habiéndolo experimentado, ahora se daba cuenta de lo que realmente tramaban.— Para... no digas ese tipo de cosas.— sus ojos comenzaban a cristalizarse.
~ Desearía ser un humano normal.
Al mencionar aquello, un golpe en su mejilla llegó.
— Basta, deja de hablar así y culparte por ello, es parte de tu naturaleza. Debes aceptarla.— hubo silencio.
Ambos lloraban por lo bajo, sin el valor para continuar con aquello.
— Lamento interrumpir su conmovedora charla, pero necesito hablar con mi hijo, sal de aquí ahora mismo.— una mujer de gran altura ingreso a la habitación, dejando ver de quien heredó Satoru sus rasgos animales.
— Mamá...— pronunció con dificultad.
— No lo pediré dos veces.— señalo la puerta.
— Con su permiso.— limpio sus ojos de manera rápida y huyó.
— Yuuji, espera.— al cerrarse la puerta detrás del peli rosa, la mujer soltó el primer golpe en la mejilla de Satoru.
— Estoy muy decepcionada de ti.— hablo con desprecio.— Yo no eduque a cualquier niño... eres un Leopardo de las Nieves, el último de tu clase, perteneciente al clan Gojo, deberías actuar como tal.— en sus ojos se veía la molestia.
Afuera, Geto ya esperaba al menor.
— Lamento que los hayan interrumpido, quise evitarlo, pero Ijichi ya había localizado a su madre.— él también estaba nervioso.
— ¿Por qué se ve tan molesta? Debería estar preocupada por su hijo.— estaba confundido.
— Veras, Yuuji. Es un tema muy complicado, el cual no estoy autorizado a revelar.— suspiro.— Pero si hay algo que puedo decirte. Ahora que Satoru presentó su primer celo, ellos buscarán alejarlo de ti para obligarlo a estar con una hembra de su especie.— hablo bajo, para evitar que alguien los escuchará.— Es lo que siempre han querido.— terminó.
— Emparejarlo con una hembra... ¿A su edad?— se aterrorizó.
— Siendo el último macho, heredero a un clan importante, lo que Satoru sienta o quiera no les importa en lo más mínimo.— aquello le molestaba, siendo buenos amigos, el peli blanco había tomado su confianza para hablar de todo eso.
Yuuji ahora lo entendía... la forma en la que actuaba y por qué decía odiar aquello.
Su lucha interna no hacia más que empeorar... sabía que no podían estar juntos, pero ahora, tampoco quería dejarlo solo, enfrentando un infierno como ese.
~ To be continued...
🌸 " Instintos del corazón " [GoYuu] [Híbridos] 🌸
ESTÁS LEYENDO
Mi Leopardo de las Nieves [GoYuu] [Hibridos]
FanfictionEn un mundo donde los híbridos representan un pequeño porcentaje de la población, Itadori Yūji tuvo la rara fortuna de ser cazado por uno. Luego de conocerse, ambos deciden que es buena idea formalizar su relación amorosa; sin embargo, los problema...