la sirena que se volvio mi luz

Capítulo 3.- Una Mentira al Descubierto

Durante los siguientes días Joe iba a ver a Ariel cada vez que tenía tiempo, ambos habían acordado verse por las tardes en aquel arrecife en donde había sellado su amistad con una promesa; Úrsula pronto volvió de su viaje acompañada de dos anguilas que su madre le había regalado, estos eran Flotsam y Jetsam, Joe no se llevaba precisamente bien con ellos, ya que eran muy aduladores con Úrsula para poder obtener regalos y atención de esta, además, los dos ensuciaban bastante, provocando que Joe tuviera que limpiar a cada rato, porque ellos al ser los consentidos de Úrsula no tenían que hacer nada más que pasarse todo el día con ella; aunque esto le parecía bastante injusto a Joe, que Úrsula les prestase tanta atención le daba la libertad para salir en las tardes sin que Úrsula le hiciera preguntas, por lo que todo parecía ir bastante bien; al menos hasta ese día.

Aquella mañana Joe había aprovechado que Úrsula no estaba para ir al arrecife, ya que Ariel el día anterior le había dicho que tenía algo para mostrarle y que se lo llevaría en la mañana, Joe no estaba seguro de si debería salir a esa hora, ya que las anguilas se habían quedado en casa durmiendo, por lo que si despertaban seguramente lo delatarían para ganarse más el favor de Úrsula. Sin embargo, Joe decidió salir a pesar de todo, porque en verdad no deseaba dejarla plantada, así que procuró andar sigilosamente, las anguilas estaban durmiendo en medio de la cueva, en el lugar donde Úrsula hacía sus hechizos, ya que les gustaba esperarla allí; él casi había salido del lugar cuando una de las anguilas mientras dormía tiró un frasco de vidrio, empujándolo con su cola al girarse, Joe estiró sus tentáculos rápidamente hacia este y lo atrapó como pudo, suspiró aliviado y lo colocó en otro sitio, para después salir por la entrada, pensando en que ellos estarían profundamente dormidos.

-Jetsam, ¿Estás despierto?-preguntó Flotsam abriendo uno de sus ojos al ver cómo Joe se alejaba nadando.

-No lo estaba, gracias por despertarme.-respondió este en medio de un bostezo.

-Pues termina de despertar, ¿No viste que Joe salió? Parece sospechoso, desde que llegamos aquí él sale todo el tiempo a solas sin darle ninguna explicación a nuestra ama y ahora también sale cuando ella no está, ¿No te da curiosidad saber a dónde va?-Flotsam se levantó de su sitio y empujó ligeramente a Jetsam, haciendo que este terminase de levantarse.-Hay que seguirlo, nuestra señora Úrsula debe saber si es que él está viendo a alguien, podría poner en peligro nuestra buena posición si alguien se entromete en el negocio.

Jetsam no tenía ganas de ir, sin embargo, le daba curiosidad así que al final aceptó y juntos los dos salieron detrás de Joe, para descubrir si es que realmente estaba viendo a alguien.

Joe llegó hasta el arrecife, sin notar como el par de anguilas lo iba siguiendo entre las sombras. Desde que iba a ver a Ariel él estaba más relajado, así que no estaba en guardia como de costumbre, cuando estaba cerca de ella de alguna forma todas sus preocupaciones, todo su cansancio y todo su estrés desaparecían.

-Joe, ¡por aquí!-Ariel agitaba su mano alegremente para llamar su atención, lo estaba esperando en medio del arrecife, el sonrió al verla allí, no necesitaba gritar para llamar su atención, era como si brillase en medio de todo el lugar, no solo por su hermosa melena rojiza que flotaba libremente, ella simplemente tenía ese brillo natural que la hacía destacar. Eso hizo que las anguilas la notasen al instante.

-Flotsam, ¿Ya viste? ¡Es una sirena! Joe se está viendo con una sirena.-Jetsam casi gritaba al hablar así que Flotsam le dió un coletazo.

-Ya me di cuenta, tengo ojos, pero creo que tú no tienes oídos porque no escuchas que estás gritando, o tal vez directamente no tienes cerebro ¡porque no puedes entender que cuando sigues a alguien quieres que sea en secreto!-le murmuró molesto mientras se escondían detrás de unos corales, para seguir observando a Joe.