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Me gustaría decir que escuchar que Jimin es virgen no cambia nada. 

Pero... creo que sí lo hace. 

No es que no quiera tener sexo con Jimin. Mierda, alguna vez lo he imaginado. Sé que podría hacerlo bien para él. Lo cuidaría y sería gentil, y no lo empujaría a nada con lo que no se sintiera cómodo. Pero es mucha presión. 

Presión que no puedo permitirme añadir a todo lo demás. 

Las calificaciones. 

El hockey. 

La NHL. 

No pasa un día en el que no me pregunte si hice la elección correcta al no entrar en el draft el año pasado para poder obtener mi título primero. Aunque se me da muy bien el hockey y creo que es mi vocación, el juego es imprevisible. Podría lesionarme mañana y todo se acabaría. Incluso si consiguiera jugar unos años como profesional, todo podría desaparecer de la noche a la mañana y no tendría nada a lo que recurrir. 

Por eso mis padres y yo decidimos esperar hasta que me licencie antes de convertirme en agente libre e intentar que me contrate un equipo. 

Y hablando de agentes, todavía no tengo ninguno. Se me han acercado un par de ellos, pero estoy esperando al adecuado. 

En eso es en lo que debería centrarme ahora mismo. En el hockey. Siempre ha sido el hockey. Siempre. Es por eso que mis cosas semi-relacionales no han funcionado en el pasado, porque no puedo poner a nadie antes de la NHL. 

Y menos este año. 

Tengo que hacer lo correcto y dar un paso atrás. 

Entonces llega la clase del lunes por la mañana. De repente, todos esos pensamientos prioritarios sobre el hockey y los agentes y mi futuro levantan una gran bandera blanca. 

Porque una mirada a Jimin cuando entra en el aula con sus gafas, sus vaqueros holgados y una camiseta de los Vengadores, y me doy cuenta de que he estado intentando convencerme de que no tengo miedo. 

Pero Jimin me asusta muchísimo. 

Me gusta, y no sé cuándo ocurrió eso. 

Aunque no debería ser una sorpresa. Mi hermano me dijo que está fuera de los límites, y lo ignoré. 

Seokjin y yo no tenemos ese tipo de relación. Siempre nos cubrimos las espaldas el uno al otro, pase lo que pase.

Excepto cuando se trata de su mejor amigo. 

Jimin es... no sé lo que es. 

Es alguien que merece ser apreciado. 

Me gusta que no entienda a la gente pero que lo intente. Me encanta cuando suelta algo que la mayoría de la gente no soñaría con decir y luego se sonroja como un loco. Y, aunque es mucha presión, me gusta que sea inexperto. 

Quiero ser el primero y él único que lo haga correrse. Quiero adorar su cuerpo ágil y acribillarlo a besos, saboreando cada centímetro de su piel. Mierda, no debería estar pensando en eso ahora mismo. 

Me muevo en mi asiento y, como si Jimin estuviera al tanto de todos mis movimientos, sus ojos se cruzan con los míos. Me pregunto si sabe en qué estoy pensando. 

Sus mejillas se enrojecen y me pregunto si está pensando exactamente lo mismo. 

Evita el contacto visual más de lo habitual, lo cual es mucho decir.

Aunque me encantaría acorralarlo después de la clase y arrastrarlo a mi habitación como una especie de cavernícola, en última instancia, depende de él si seguimos adelante. 

quarterback | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora