10 ❝ Hija fiel ❞

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Percy y Ness se habían subido a una mini bote de pareja, estuvieron algunos minutos en silencio pero de repente comenzó a sonar una canción, "What is love?" de Haddaway

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Percy y Ness se habían subido a una mini bote de pareja, estuvieron algunos minutos en silencio pero de repente comenzó a sonar una canción, "What is love?" de Haddaway.

— Esto no puede estar sucediendo. — Se dijo a si misma la pelinegra, el joven volteó a verla con una sonrisa dulce y ella se la devolvió con nerviosismo.

A los segundos, en las paredes del túnel se empezó a proyectar una historia, pero en este caso contada con luces brillantes.

Percy explicó que era la historia de Hefesto y sus múltiples rechazos de parte de las diosas. — Sabes mucho, rubio. — Halago la joven con una sonrisa.

El adolescente sonrió sonrojándose con un tono bastante leve, Nerissa al notar aquello extendió su mano con timidez y acarició la mejilla de este con suavidad.

 Ahora los ojos del rubio se centraban en los labios rojizos de su amiga, la pelinegra relamio la comisura de sus labios y ambos poco a poco se acercaron al otro.

— Percy...yo. — La muchacha al estar tan cerca del rostro del rubio quiso detenerse y apartarse por temor a que aquello terminara mal, pero de repente los dos se encontraban sumergidos en el agua.

Percy extendió su mano al ver por debajo del agua, como esta misma trataba de llevarse a Nerissa, pero de un momento al otro un remolino salió de la palma del niño causando que los dos salieran con rapidez del agua.

— ¿Tu hiciste eso?. — Preguntó con agitación la pelinegra.

— No. — respondió el joven analizando lo sucedido. – Claro que...— Trato de responder nuevamente pero se detuvo para finalmente dar una respuesta concreta. — No lo sé, quizá.

Nerissa centró su mirada en la silla y estatua de oro que se encontraban en frente de ellos. — Mira, el escudo de Ares. — Señaló la pelinegra.

— ¿Como bajamos eso?. — Cuestionó Percy con su mirada en el escudo, que se encontraba a una altura bastante considerable.

— Creo que es una maquina. — Mencionó la adolescente.

— Es un obsequio con un propósito oculto, Hefesto  se lo ofreció a Hera pero en cuanto ella se sentó no pudo levantarse, todos los dioses intentaron, pero la maquina era demasiado lista. — Explicó Percy volteando a ver a su amiga que finalmente había comprendido lo que sucedería.— La silla es el trato, uno se sienta y el otro toma el escudo. — finalizó.

— Yo lo haré. — Decidió Nerissa acercándose a la silla pero se detuvo en el momento en el que Percy sostuvo su mano. 

— Claro que no. — Mangoneo el joven.

— El que vaya no saldrá. — Concluyó la pelinegra.

— Por eso te dije que esperes. — Habló de nuevo.

— Pensé que habías entendido que no te dejaría solo en esto. — Replicó Ness. — Percy, no me importa ponerme en riesgo, no si se trata de ti.— Finalizó.

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