Gulf estaba seguro que este Acción de Gracias iba a pasar a la historia como uno de los peores. Aquella mañana había llamado a su padre para decirle que se saltaba el Día de Acción de Gracias en casa de su tía. Quería quedarse en casa y estar solo en lugar de lidiar con la familia. No más preguntas sobre cuándo iba a encontrar una buena chica y casarse. Se acabaron las miradas oscuras de decepción de su padre porque el hombre sabía que no había ninguna chica en el futuro de Gulf.
Y luego estaba Mew.
Mew lo tenía totalmente engañado. Actuaba como si fuera tan importante para él, que podrían tener un futuro juntos, pero todo era una mentira. Mew no veía un futuro con él. Disfrutaba follando con él y echando unas risas, pero cuando se trataba del resto, Gulf no valía la pena. Mew quería mantenerlo al margen de su vida. Hacerlo sólo un polvo de fin de semana.
Desgraciadamente, sólo consiguió tomar unas cuantas cervezas antes que su padre apareciera en su puerta, diciendo que se había pasado a ver el partido. Gulf se tragó su gemido de frustración y encendió el partido. No tenía ni idea de si su padre había ido a la reunión familiar. Sólo apareció con un paquete de seis cervezas.
Eso era lo único que se le ocurría hacer. Emborracharse. Así quizá dejaría de sentirse tan miserable al menos durante unas horas.
Gulf se llevó la cerveza a los labios y la encontró vacía. No tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba así. Se quedó mirando el televisor, sin ver el partido, mientras sus pensamientos daban vueltas a Mew, preguntándose si tal vez estaba presionando demasiado. ¿Estaba siendo poco razonable?
Suspirando, se puso en pie.
—¿Necesitas otra? —preguntó, acercando su botella vacía a su padre.
—Estoy bien. —Era la primera vez que hablaba más allá de los gritos al televisor.
Gulf se dirigió a la cocina y tiró la botella a la papelera de reciclaje. Acababa de abrir la nevera cuando el timbre de la puerta sonó en toda la casa. Se quedó paralizado un segundo, devanándose los sesos para saber quién podía ser. Dana debía estar en Cleveland, volviendo loca a su familia. Cualquier otro amigo habría mandado un mensaje antes.
—Ya voy —dijo su padre.
Gulf cogió una cerveza pero la puso en la isla del centro de la habitación. Algo no estaba bien. Podía sentirlo en su pecho. Y lo supo en cuanto escuchó la voz de Mew.
—Oh, hola. Debes ser el padre de Gulf. Soy Mew Suppasit.
Mierda.
Gulf llegó al vestíbulo a tiempo de ver cómo la agradable sonrisa de Mew se desvanecía al retirar la mano extendida.
—Eres uno de esos maricones de los que es amigo, ¿verdad? —exigió su padre.
—¿Perdón? —Mew parpadeó sorprendido.
—Me doy cuenta, joder. Lo eres. Tienes que dejar de venir por aquí. Aléjate de mi hijo. ¡Maldito degenerado! Si te mantuvieras alejado de mi hijo, por fin podría ser normal. Encuentra una chica y cásate. ¡Ten una vida normal!
—¡Papá! ¡Basta! —Gulf gritó mientras corría por el pasillo.
—¡No! Soy tu padre y es mi trabajo cuidar de ti —gritó el hombre mayor—. ¡Mira a este cabrón! Tiene que tener al menos diez años más que tú y está husmeando por aquí como un maldito pedófilo...
Gulf ni siquiera pensó. Sólo escuchó el grito de dolor de Mew y vio cómo su rostro palidecía. Haciendo una bola con el puño, se lo estampó en la cara a su padre, lanzándolo contra la puerta abierta para que ésta y el hombre se estrellaran contra la pared.
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Navidades de Nieve y Hielo IV: Descongelando a Mew (Adaptacion MewGulf)
Fanfiction37. Recién divorciado. Padre soltero. Mew Suppasit nunca pensó que volvería a meterse en la piscina de las citas a estas alturas de su vida. Para enfrentarse a la escena de los solteros, Mew decide que tiene que perder su cuerpo de padre en favor de...